~ 10 ~

181 13 82
                                    


[Narra Duff].

Estuvimos un rato más besándonos y brindando caricias al contrario hasta que el calor comenzó a hacerse presente, y el bulto en mi entrepierna también.

Nos separé sosamente del beso y dije:

- Creo que no podré sopartar un segundo más así...

- ¿Así cómo?- preguntó Izzy, un tanto agitado.

Yo, con una sonrisa, señalé mi notable erección. Él gimió de sorpresa y se sonrojó abruptamente, aunque se estaba poniendo igual que yo.

Lo volví a besar. Su boca, a pesar del tiempo, seguía teniendo ese gusto a tabaco que me volvía loco.

Aún con nuestros labios unidos, subimos las escaleras para dirigirnos a mi habitación. Estando allí, por las dudas, cerré con seguro.

Lo empujé suavemente a la cama y me abrí paso entre sus piernas. Poco a poco la ropa empezaba a desaparecer, hasta que solo quedamos en ropa interior. Después de un rato dándonos mimos mutuamente, pregunté:

- ¿Seguro que quieres hacerlo?

- Claro que sí- exclamó con una sonrisa-. Aunque si tú no quieres, no tengo problema.

- No, no te preocupes. Sí quiero- contesté.

- Oye- me llamó- ¿Tienes protección?- interrogó con algo de vergüenza.

Me levanté y me dirigí a un cajón de mi guardarropa, de ahí saqué una caja de preservativos a medio usar. Con uno en mano, fui nuevamente hacía él.

- Sí- afirmé-. Porque sin globito no hay fiesta- ambos reímos ante la mala broma y seguimos con aquello.

Y allí, en la habitación que en un pasado había pertenecido a mis padres, hicimos el amor. Siendo sincero, disfruté cada maldito segundo de ese momento: y no solo en el placer físico, sino que también en el emocional. La sensación placentera de compartir un momento de intimidad con la persona que realmente amas, no se compara con nada. Y más si has esperado 14 años para volverla a ver...

...

Me desperté algo confundido, no sentía mi brazo derecho. Aunque me calmé cuando vi a Izzy reposando su cabeza sobre éste. Dios, es imposible que la gente se vea tan bien como Izz cuando está dormido.

Con el brazo libre tomé el reloj que se encontraba en la mesita de luz, eran las cuatro y cuarto, aún faltaba para retirar a Grace de su escuela. Delicadamente, intenté despertar a Izzy.

- Bello durmiente- le susurré al oído-. Es hora de despertar.

El pelinegro se removió un poco en su lugar y dijo, aún medio dormido:

- Córtala, Steven. Deja de romper las bolas.

Reprimí una risa y volví a llamarlo.

- Izz, vamos- llamé-. Despierta.

Luego de un rato zamarreandolo levemente, por fin abrió sus ojos. Se veía tan tierno. Se me quedó viendo unos minutos, al parecer intentando recordar lo que sucedió hace un rato; luego, una sonrisa apareció en su rostro y se abalanzó a mí para abrazarme.

- Te amo- dijo.

- Yo más- contesté mientras me levantaba de la cama. Retiré la sábana que me cubría y el rostro de Izzy se tornó de un rojo carmesí.

- ¿Qué sucede?- dije riendo, aunque ya sabía el por qué de su sonrojo.

- ¡Sigues desnudo!- exclamó para luego espiar por debajo de la otra parte de la sábana que lo cubría a él- ¡Yo sigo desnudo!

SINCE I DON'T HAVE YOU. (DUZZY)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora