the lake

4

no era un chico muy cariñoso, no aceptaba abrazos ni mucho menos besos de nadie que no fuera sus abuelas, quién lo había educado a la fuerza para permitirle mimarlo cuando ella quisiera. y esto que solo estamos hablando de afecto por parte de sus familiares.

de niño, tenía algunos amigos, pero rápidamente estos aprendieron a no tocar mucho al muchacho por lo mal que podía reaccionar; desde empujarlos a salir corriendo en el caso de que los pequeños siguieran insistiendo en tocarlo por más de que el tacto fuera mínimo en inocente. una vez había entrado a la preadolescencia rozando los doce años, podía ver cómo sus compañeros de curso se regresaban más pegotes entre sí sin importar el género del que eran, se armaban grandes grupos de amigos entre ellos y se juntaban en cada maldito recreo para toquetearse las mejillas, los brazos, el cabello, la espalda y demás partes del cuerpo que hacían sentirlo incómodo a la distancia; es más, el había sido invitado por algunos de sus viejos amigos de la primaria a los cuales les caía un poco bien, pero el siempre negaba con un "gracias" entre dientes al final mientras los miraban de arriba a abajo, marcando diferencia con los chicos. 

la verdad es que más allá de los muchos pesaran de él, no era un chico raro, solo diferente, con otros códigos y formas que un chico con las hormonas por las nubes y desesperado por contacto físico lógicamente no podría comprender, tal vez esa sea una de las razones por las que muchos le habían dejado de hablar y tal vez también haya sido uno de los motivos por los cuales min había decidido cambiarse de instituto el año anterior al finalizar el campamento de música. en resumen, yoongi nunca había sentido comodidad al momento ser tocado por alguien más, no aceptaba ni tampoco daba muestra de cariño, ya que en general, a min yoongi no le gustaba el contacto físico. aquello era algo que todos sabían.

seguramente por eso jungkook estaba totalmente anonadado de ver como una casi desconocida no se despegaba ni de casualidad del hombro de min mientras lo abrazaba por la cintura, y para colmo yoongi no se veía para nada incómodo con la situación, sujetando las manos que se unían en su abdomen y con su brazo derecho posado sobre los hombros de la chica. ambos estaban sentados sobre la fracción final del largo banco charlando con los demás de los que parecían ser sus amigos para jeon, él estaba casi embobado de ver la nueva faceta del que ya estaba comenzando a dudar de ser su primo.

 estaban todos sentados en la última y amplia mesa, expectantes de que los encargados les brindaran el desayuno de una vez por todos pero sin dejar de charlar entre ellos para ponerse al día. a jungkook le costaba creer que esta persona había convivido con su primo solo por medio mes hace un año, tenían un tipo de confianza totalmente envolvente con su primo como para haber convivido por tan poco tiempo.

entre tanto ruido, jeon solo podía guardar silencio. se esperaba algo distinto, tal vez estar solo y perdido en medio de un bosque con desconocidos de su misma edad niño sería divertido si aquello lo vivía con yoongi, pero se había olvidado del detalle de que min ya no era aquel introvertido quién solo tenía a kook como su amigo o algo parecido, min había crecido y cambiado, estando en una situación totalmente distinta a la que se encontraba jungkook ahora mismo; rodeado de gente.

miró hacia todos lados y observaba a los demás curiosos de como serían sus compañeros por los próximos quince días, también algo aburrido de la situación, sin hablar con nadie, dándose permiso a si mismo de sólo contemplar en silencio y nada más.

¿y este? la grave voz de uno de los chicos que estaban sentados frente a yoon se hizo sonar, llamando la atención de jungkook que lo miró rápidamente. ¿te conseguiste un guardaespaldas o qué? al notar la apariencia del chico, jeon casi salta sobre sí mismo, no lo había visto bien antes, sino se hubiera dado cuenta de aquel pelo verde, tatuajes en el cuello y piercings por la cara que tenía el muchacho que había hablado.