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Suspiro, en la media hora que estaba en el baño con su hermano había estado haciéndolo un puñado de cosas y ya estaba cansando, había hecho "su magia" en su cara y ahora le dolía un poco, había aplicado un montón de cosas que no sabía el nombre y ...

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Suspiro, en la media hora que estaba en el baño con su hermano había estado haciéndolo un puñado de cosas y ya estaba cansando, había hecho "su magia" en su cara y ahora le dolía un poco, había aplicado un montón de cosas que no sabía el nombre y se sentía pegajoso y con una capa de algo que lo hacía sentir sucio y con sudor.

—¡Terminé! —Dijo, cerro su polvo raro y guardo unas cosas en su mochila.

Ahora tengo mucha curiosidad de como es que no me había enterado que mi hermano, el ser que siempre está en mi casa y experimenta cualquier cosa conmigo sabía maquillar y sobre todo llevaba cosas para maquillaje en la mochila escolar, bueno al menos sabía por qué pesaba tanto.

—La verdad, no estoy del todo seguro que me vea bien, Alex.

—Tu tranquilo, tu hermano sabe lo que hace, ahora no seas cobarde y vete en el espejo.

Con temor me enfrente a mi reflejo, y solo pude soltar un "WOW" antes de echarme para atrás como si hubiera visto un fantasma.

Podría decirse que se veía igual a uno.

Su piel ya pálida lo era un poco más, aunque las contrataba un pequeño rubor de un color cereza, un poco de brillos labial y no sabía que había pasado con su gorro pero ahora tenía una pequeña boina y el cabello ligeramente ondulado de manera "natural".

—Mierda Alex ¿Acoso vendiste tu alma al diablo para que te quedó así de bonito?

—Ja, ja, ja, que risa—Dijo con ironía.

Yo solo le di una sonrisa de disculpa mientras miraba mi reflejo, podría amarlo, pero sinceramente se sentía en una capa de algo polvoso y no me gustaba mucho.

Comenzamos a salir del baño, mucha gente nos la pasaba mirando y yo solo quería hacerme bolita, es decir, no estoy acostumbrada a este ambiente, Alex por el contrario parecía un pez en el agua, dando sonrisas y sujetándose de mi brazo con fuerza para que no corriera.

Justo cuando me disponía a decirle que el apretón era ridículo me choque con alguien.

«¿Hola dios? ¿Puedo saber que te hize está vez?»

—¡Cómo lo siento! ¡No te había visto!

—Es gracioso, casi siempre es todo lo contrario.

El chico (malditamente alto y del cual bien puede sacarme tres cabezas) me dio una de las sonrisas más lindas del mundo, con tez bronceada y un pelo pintado de color plateado, maldita sea, ahora me sentía estúpido por qué el es él tipo de persona que no se puede pasar por alto, ya sea su altura o su cabello.

—Y-yo.

—¡Lo siento! Mi hermano a veces suele ser muy torpe, por ejemplo en su labio se puede ver cómo se golpeó con una piedra.

Mi hermano salió, señalando con su dedo índice aquella herida, me sentía inútil, inútil y muy abochornado, más cuando el chico se inclino y me miró con sus ojos (para variar grises) con tanta intensidad, podría morir por esa mirada.

El típico ClichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora