VI

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Dhalia se despertó sudorosa, con la respiración acelerada y sus colmillos picaban en necesidad, aquella sensación que estaba teniendo en ese preciso momento, era su cuerpo adaptándose a su nuevo rol. - estúpida metamorfosis - bramo, fastidiada de aquellos cambios que estaba presentando su cuerpo, si así eran los cambios no quería ni imaginarse que tan fuerte seria su celo tras el cambio en su cuerpo. Así que con el peor de los ánimos, se levanto y salió de la cabaña, con dirección al bosque con un único objetivo en mente, "cazar".

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Todo estaba muy silencioso y Len se dirigía camino a la cabaña, como se le había dicho, iba a ejercer el rol de sirviente por lo que debía cumplir con sus deberes, sin embargo su tranquilidad no duro mucho. A tan solo unos metros de distancia de la cabaña pudo percibir un aroma que era muy conocido por todos, que apesar de no ser su primera vez le seguía erizando la piel. - Joder... - dijo con un poco de temor en sus palabras, "sangre".

Corrió, lo mas rápido que pudo. Cuando llego a la cabaña pudo visualizar que todo estaba en orden excepto por un detalle. El olor era mas fuerte y provenía de la parte trasera de la cabaña, así que sin importarle los temblores en las manos y piernas se fue acercando poco a poco, temiendo lo peor, pero lo que vio lo dejo casi sin aliento. Eran tres grandes osos negros, degollados y despellejados, un charco de sangre estaba al rededor de aquellos tres cuerpos inertes y delante de ellos ella se hacia presente. - pero ... que... - dijo mientras al mismo tiempo caminaba hacia los pelajes para verlos mejor - estas demente -.

Dhalia se encontraba llena de sangre y sudor. - Len.. - dijo secamente.

No respondió, estaba totalmente atónito viendo aquella escena sangrienta. Se quedo en silencio esperando a que Dhalia al menos le diga mas que solo su nombre, no quería decir algo y que en el estado en que se encontraba lo viera como una amenaza.

- Len .. - volvió a llamarlo - yo... necesito que dejes todo listo cuanto antes ... - dijo mientras volteaba a verlo fijamente. - ¿entendiste? - pregunto totalmente agitada, tensa y mas intimidante que nunca.

Len, viendo el estado en el que se encontraba supuso por lo que estaba pasando. - No me tomara mucho tiempo - dijo para luego dar media vuelta e irse corriendo rápidamente con dirección a la cabaña. Dejando atrás a una ogro con casi nada de autocontrol, a un paso de ceder a sus instintos y perderse por completo.

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- Carajo .. - dijo agitado entrando rápidamente a la habitación principal. - debí suponerlo .. - fue directo a la habitación de una de las hembras. Abrió la puerta sin medir su fuerza provocando un estruendo, haciendo que aquella criatura que estaba profundamente dominada se sobresaltara. Ignorando aquello, se fue con dirección al armario y de su pantalón saco un pergamino rompiéndolo en el acto, lo que provoco que de un momento a otro toda el armario se llenara de ropa.

- ¿Quien....? - Derek se había despertado por el ruido, totalmente confundido y por alguna razón, inquieto.

- Te levantaste ... - dijo casi perdiendo todo el aire - ¡mierda! .. debí de ser mas cuidadoso - dijo Len a punto de volverse loco. Además en la situación en la que se encontraba no podía darse el lujo de entablar una conversación adecuada con él. - escucha eem... se que tienes muchas preguntas por hacer y se que estas confundido y lo primero que tienes que saber es que no me tienes que temer, ni verme como una amenaza, bien? - intento ser lo mas breve posible y mostrarle que era alguien de confianza.- ahora, no puedo decirte mucho por que.... mmm.... bueno, estamos contra el tiempo y emm... - decia, mientras que al mismo tiempo se dirigía hacia la salida de aquella habitación para ir a la otra habitación de la otra hembra. - bueno... lo único que te puedo decir es que te dejes llevar.. todo estará bien, están en muy buenas manos y nunca lo olvides, ella jamás hará algo para hacerles daños - dijo mientras al mismo tiempo cerraba la puerta y diendo hacia la otra habitación. Dejando a un ogro mas confundido de lo que estaba y con mas preguntas de las que se podía imaginar.

El macho y sus tres hembrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora