El macho y sus tres hembras

XI

Era la noche mas oscura, en medio del inmenso bosque, un carruaje se desplazaba a una velocidad increíble, destruyendo todo rastro de vida a su paso. Dentro de aquel veloz carruaje , habían 8 criaturas para ser exactos, 7 de ellos estaban cometiendo el ultimo de sus abusivos y perversos actos sobre aquella ultima criatura, pero ellos aún no lo sabían.

-Estúpida niña – sujeto aún mas fuerte con las manos la cabeza de la criatura que era penetrada por la boca, empujando más las caderas dentro buscando su liberación y a la vez su desquitando su enojo. 

-Cálmate quieres – tomo una pierna de aquel ser y lo puso en su hombro, entrando mas profundo aún con aquella postura – solo debemos de ver la manera de como haremos para que esto no se salga de nuestras manos – movió las caderas frenéticamente, realizando embestidas profundas y bruscas, sin importarle el daño que le estaba generando a aquella criatura.

-Si no fuera por este imbécil – tomó en manos la parte de atrás de la cabeza de la criatura, empujándola hacia adelante para empujar en dirección contraria sus caderas – abre bien tu puta boca zorra – los movimientos eran mas bruscos – ugh, debes tragarlo todo, perra inútil – empezaba a sentir aquel deseo de liberación – oh mierda – en su ultima estocada, su miembro expulso por cantidad, aquel liquido blanquecino y viscoso – eso es, trágalo todo – la criatura que estaba siendo sometida, contrajo los músculos de su abdomen, los de su entrada y contrajo los dedos de las manos, logrando hacerse daño sin querer, las uñas de los dedos de sus manos se le incrustaron algunas astillas por la fuerza que hizo al tratar de cerrarlo en el suelo de madera del carruaje, para intentar detener el vomito que amenazaba en querer salir.

-No te ahogues – le dio una fuerte nalgada que le hizo respingar y contraer otra vez su entrada – mgh.. – la sensación de liberación estaba latente – al parecer te gusta el golpe – dijo volviendo a pegarle, pero esta vez con mucha más fuerza que la anterior – en los libros más antiguos, se menciona que el método de sometimiento de los demonios con las criaturas que se niegan en ser hembras sumisas es algo poco común, me pregunto cuales y a cuantos de ellos te sometieron para que lograras tener crías – embestía bruscamente buscando su liberación – ellos salieron idénticos a ti – bajo su pierna sujetando con fuerzas las caderas de la pobre criatura – iguales de hijos de puta como tú – cuatro estocadas más y se vino dentro de él, al igual que los otros, sin importarle el daño que le haría, saco bruscamente su miembro – Roan, es todo tuyo – se fue a la mesa, junto a los otros miembros, se sentó y se sirvió una copa de vino.

El susodicho vio fijamente el cuerpo agotado e hizo una mueca de disgusto – Se me fueron las ganas – se paro de donde estaba y se dirigió al cuerpo que estaba tirado, derramando una gran cantidad de semen por su entrada – el hueco esta muy usado – tomo en manos el cabello de este y lo tiro para atrás, provocando que la criatura emitiera un sonido de queja – levántate – soltó el cabello que lo había estado sujetando para luego dirigirse a un baúl, coloco su mano sobre este, abriéndolo y sacando de ese mismo un frasco de color gris – debes odiar demasiado a tu padre por empujarte hasta este punto – lanzo el frasco donde se encontraba él – Enserio que eres una vergüenza – lo vio fijamente con desprecio y luego se fue con los demás ogros del consejo.

Odiarlo era poco, el era el culpable de su sufrimiento y del secuestro que sufrió cuando era joven. Tomo el frasco que estaba en sus manos rezando por que todo esto terminara lo más rápido posible, lo abrió e ingirió aquel liquido amargo. Se levanto con mucha dificultad y se fue a un rincón de carruaje, al llegar miro al frente y vio que todos ellos estaban entretenidos con su supuesto plan “imbéciles, ugh…”, llevo sus manos a su vientre, sintiéndose aquereso “debo limpiarme”, metió sus dedo en su interior sintiendo todo el liquido viscoso – aah…, ugh – salía una cantidad considerable de semen “ya… ya casi”, apoyó su cuerpo en la pared para no caerse.