EXTRAÑO ₂

26 2 0
                                    

Estaba en pleno sueño profundo cuando el ladrido de Maya me despertó

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estaba en pleno sueño profundo cuando el ladrido de Maya me despertó. Eran las cuatro de la mañana, según el móvil que apenas logré ver con los parpados pegados. Me levanté hecho un sonámbulo y me arrastré hasta la sala principal, donde Maya estaba ladrando a la ventana.

—¿Qué coño te pasa? —le susurré mientras le acariciaba la cabeza, intentando que se callara y mirando hacia la ventana y intentar enfocar si veía algo.

Maya dejó de ladrar, pero seguía gruñendo como si fuera una motosierra. Miré hacia afuera, tratando de distinguir algo en la oscuridad, pero no veía ni mierda. Solo el maldito bosque oscurecido por la noche.

Después de unos segundos de estar mirando a la nada, sentí como si alguien me hubiese devuelto la mirada, y un escalofrío me recorrió la espalda. Ni idea de qué era, pero asocié el escalofrío más al frío de la mañana y que probablemente había un lugar de donde entrara alguna brisa de aire.

Decidí llevar a Maya a mi habitación, a ver si así dejaba de molestar. La cogí en brazos y me dirigí a mi cuarto. Maya, cuando le tenía en brazos, movió la cola y me sonrió con la normalidad como si no hubiera hecho nada.

Al menos en mi habitación, se calmó un poco cuando se acostó a mi lado, pero aún así seguía jodiendo, lamiendo mi cara y ocasionalmente rascando mi piel con sus uñas. Como si los ladridos no fueran suficientes, también tuve que soportar sus caricias.

La cubrí con la manta y ese acurrucó a mi lado y gimoteó un par de veces para llamar mi atención. Quería mandarla a la mierda un poco y dejarla en la sala para que siguiera ladrando a la ventana, pero no pude evitar poner los ojos en blanco y sonreír para después rascarle la cabeza.

Escuché los sonidos de la noche. Los grillos, el viejo roncando en la habitación, el aliento de Maya a mi lado y mi aliento. Todo fue como siempre, pero algo me tenía los pelos de punta. Supongo que era solo paranoia, pero no podía evitarlo. No sería la primera vez que me encontraría algo alrededor de la casa.

¿Tan difícil es dormir en paz?

Probablemente, solo fuera algún jodido animal husmeando por ahí, pero ¿y si era algo peor? ¿Alguno de los viejitos borrachos? No sé, quizás demasiado jodido, porque estaba casi medio despierto y en algún sueño al mismo tiempo.

De repente, escuché un sonido extraño desde afuera, como si algo estuviera acechando cerca. Me asusté un poco, pero en ese momento pensé que algún animal estaba jodiendo por ahí y me encabroné. ¿Pero qué se suponía que debía hacer? Si me costaba un cojón, levantarme de la cama hasta para mear, pero logré sentarme en la cama solamente para intentar ver si escuchaba algo.

Maya se puso rígida a mi lado y gruñó como si supiera que algo andaba mal. Yo solté un bufido y me levanté para ir a la ventana y miré hacia afuera, pero lo único que vi fue oscuridad. Estaba seguro de que era solo una puta zarigüeya o un conejo o algo así.

NEGOCIOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora