𝕴𝖓𝖋𝖎𝖉𝖊𝖑𝖎𝖉𝖆𝖉 → кαιѕσσ

᪥-𝑃𝑟𝑜́𝑙𝑜𝑔𝑜-᪥

¿Qué sucedería si... todo en lo que creías empieza a desmoronarse?

Un día eres feliz, te levantas temprano en la mañana y besas el rostro de la persona que amas, juegan a quererse entre sábanas blancas y palabras de amor. Ríen mirándose el uno al otro, transmitiendo todo lo que sienten en sus miradas.

Besas sus labios y le dices que es hora de levantarse, sonríes enternecido por la ternura que te da ver como le cuesta abandonar la cama y dejar de abrazarte.

Todo este paisaje es un limbo rosado, repleto de felicidad. Preparas un delicioso desayuno para los dos, feliz por deleitar su paladar. Toman café juntos, pero justo en ese instante donde nada podría ser más perfecto, lo que era maravilloso deja de serlo.

Él no suelta su celular por nada, contestando mensajes de los que no te dice ni una sola palabra, peor, una sonrisa inconsciente escapa de sus labios, delatando que algo esconde. Sin embargo no quieres preguntar, ya sabes lo que pasará más tarde.

Dejas que termine lo suyo mientras las dudas te carcomen, el corazón te duele con cada latido. Fijes sonreír cuando tu esposo pregunta si pasa algo, para que no sospeche. Mueres por dentro un poco más y esperas. Paciente, deseando que se vaya a trabajar.

Tan pronto como se levanta, haces lo mismo, casi saltando de tu silla, acongojado, callado. Lo guías hasta la puerta y besas sus labios sintiendo el frío en ese beso de despedida. 

La parte a la que te negaste viene después de eso, sabes que cometiste una locura casi ilegal en busca de respuestas, alguien te pasa un sobre debajo de la puerta y tu le depositas algunos wones en su cuenta bancaria.

Tomas el sobre muy lento, deseando no haberlo hecho. Despliegas la solapa hacia arriba, tembloroso, el sobre resbala de tus manos, cayendo al piso. Allí es cuando caes, junto con aquellas cosas que nunca quisiste tener que ver.

Junto con aquellas señales que ignoraste, y aquella verdad que por nada del mundo deseaste saber.

Ese hecho innegable se cruza por tu mente, punzando de forma dolorosa cada uno de tus nervios. Ahora tendrás que afrontarlo solo, o... quizás no tan solo.

¿Quién dijo que no se podía pagar con otra Infidelidad?