Le falta el aire, el mundo a su alrededor da vueltas y solo puede sentir los labios que se apoderan de su cuello sin misericordia alguna, haciéndolo temblar y gruñir de placer nublado por el alcohol. Tan caliente, tan estrecho dentro de ese cuarto de escobas, donde el espacio es tan poco que si no se estuvieran besando no podrían entrar ahí juntos. Tan prohibido y tan malo que solo lo hace sentir más y más al limite cada vez que Hoseok baja la mano que rodea su miembro adolorido de necesidad bestial, enviando descargas de placer primitivo por su sistema.
No había tiempo de pensar en las consecuencias, en el ahora, en el después o en el hecho de que ese quien lo acaricia con maestría bajo el apretado pantalón de mezclilla no es nadie más que su compañero de piso, su mejor amigo,el hombre que tanto le ha enseñado y con quien comparte café en las mañanas o sofá en las noches mientras miran el nuevo episodio de CSI sin falta todos los viernes.
Jungkook tiene demasiado de lo cual arrepentirse en ese momento, en el que se supone debería estar afuera junto a sus compañeros y amigos de clase que festejan la graduación, siendo el anfitrión que debería y sin embargo, no puede pensar con claridad o siendo absolutamente honestos, no puede pensar en absoluto. Todo lo que ve es negro, rojo y el cabello de Hoseok a la altura de su entrepierna, solo puede sentir los labios en forma de "O" de ese chico rodeando su erección y la cabeza no le da para más que para gruñir y empujar la cadera, sujetando la cabeza de Hoseok.
—No me empujes.— es lo primero que articula Hoseok, con media sonrisa pecadora y los labios a milímetros de la punta chorreante que sostiene entre sus dedos —O se acaba el juego.
Estaba tan jodido y tan excitado a medidas iguales que no le importó un demonio tener que sujetarse de las paredes a su alrededor para resistir el impulso de enredar los dedos entre las hebras castañas de su amigo y empujar sin piedad hasta el fondo, tan malo y tan duro como le encantaba.
Pero había algo en ese hombre, que de broma siempre había dicho "Yo siempre me veo sexual, no es mi culpa" que simplemente disparaba el factor excitación al máximo y por encima de todo lo que Jungkook había sentido alguna vez en su vida.
En su heterosexual vida.
Hoseok toma todo sin siquiera rechistar, amoldando su boca a la longitud de Jungkook quien perdido entre el limbo de la libido absoluta y la cordura que se le escapa entre los dedos, solo atina a mover la cabeza de un lado a otro, presa del inmenso placer que su compañero le regala con magistrales succiones que se llevan de a poco todo de él. No se quejó, no se detuvo aún cuando estaba peligrosamente cerca de su garganta y cuando Jungkook no pudo más y sujetó del cabello al menor para descargar el orgasmo más bestial y arrasador que jamás hubiera sentido, Hoseok no parpadeó siquiera deshaciéndose del caliente liquido que corría por su garganta.