capitulo 6

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Pov. Ryu Sora.

"¡¡¡Aaaaaaaa!!! ¡¡¡Bájame, bájameeee!!!" Mis gritos solo parecían llegar a oídos sordos mientras era sujetado por una maldición en forma de ave gigante.

Las dos chicas, que ahora identificaba como Mimiko y Manako, se sostenían en cada una de las patas de la maldición, mientras yo era sujetado peligrosamente por sus garras, ofreciéndome una aterradora vista desde el cielo.

"Qué ruidoso", escuché a Manako decir mientras escribía en su teléfono como una típica adolescente.

"¡Aaaaaaaa! ¡Soy demasiado joven para morir! ¡Aún no tengo noviaaaa!"

La maldición, ignorando mis quejas, continuó volando a altitudes peligrosas. Mi mente corría a mil por hora, tratando de entender cómo demonios había terminado en esta situación. Mientras tanto, las chicas parecían disfrutar de la experiencia, completamente imperturbables ante mi angustia.

La maldición continuó ascendiendo a altitudes cada vez más peligrosas, y mi mente corría a mil por hora, buscando una solución a mi desesperada situación. De repente, la maldición dio un giro abrupto, haciendo que mi corazón se acelerara aún más. Miré hacia abajo, sintiendo un mareo instantáneo ante la vertiginosa caída que se avecinaba.

"¡¡¡Bájame, bájameeee!!!" mis gritos se volvían más desesperados mientras la maldición parecía ignorar mis súplicas.

En medio del caos, Manako finalmente levantó la mirada de su teléfono y me observó con una ceja alzada. "Estás siendo bastante dramático. ¿No puedes disfrutar del paseo?"

"¿Paseo? ¡Estoy a punto de morir aquí arriba!" respondí, tratando de mantener la calma, aunque la situación no daba muchas opciones para ello.

"Tranquilo, tranquilo. Ya casi llegamos", comentó Mimiko con una sonrisa, como si llevarme en las garras de una maldición gigante fuera una actividad cotidiana para ellas.

La maldición descendió finalmente a tierra firme, y con un aterrizaje un tanto brusco, fui liberado de sus garras. Caí al suelo, rodando un par de veces antes de detenerme.

"Bueno, eso fue divertido", dijo Mimiko con una risa juguetona.

"No te preocupes, ya estamos aquí. ¿Te gustó el paseo?" preguntó Manako, mostrando una expresión indiferente.

Me incorporé, sintiendo cómo la tierra firme se estabilizaba debajo de mí. Miré a las dos chicas con incredulidad. "¿Paseo? ¡Casi me da un paro cardiaco! ¿Por qué demonios me llevaron en esa cosa?"

Mimiko rió suavemente. "Tranquilo, era solo para ahorrarnos tiempo. Caminar hasta aquí habría sido aburrido, ¿no crees?"

"¡Deberían advertir antes de hacer algo así!" exclamé, sintiéndome un poco mareado por la experiencia.

Manako se encogió de hombros. "Lo tomaremos en cuenta para la próxima vez."

"Próxima vez, ¿qué?" murmuré para mí mismo.

Justo cuando iba a preguntar a qué se refería, la voz de Geto resonó en el aire. "Bienvenido, Ryu Sora", anunció con calma.

Mis ojos, que siempre permanecían cerrados, no pude evitar tensarse ante la presencia del hombre que pronunciaba mi nombre. Miré en su dirección y ahí estaba Geto, parado con una calma inquietante.

"Ryu Sora, es un placer tenerte aquí. Dime... ¿ya pensaste en mi propuesta?" dijo Geto con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. Las chicas, Mimiko y Manako, se colocaron a su lado, observándome con expresiones que no revelaban mucho.

Tragué saliva mientras pensaba en qué decir. Mi mirada se desvió de Geto a la maldición que me había traído, y luego a las dos chicas detrás de él. A pesar de saber que no estaban al nivel de Geto, también entendía que podrían patearme el trasero sin mucho esfuerzo.

Me sentí intimidado; todos aquí podrían patearme el trasero sin esfuerzo. No me costó mucho elaborar mi respuesta. "Claro, ¿por qué no?" dije con una leve sonrisa, tratando de ocultar mi incomodidad.

"Perfecto, tomaste la decisión correcta". La voz de Geto resonó con satisfacción, y su sonrisa se ensanchó mientras las chicas asentían en aprobación. Y así es como mi vida en el mundo de la hechicería inició. Aunque había aceptado la propuesta de Geto, no podía evitar sentir una mezcla de temor y curiosidad por lo que me esperaba.

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"¿No deberías enseñarme lo básico primero?" pregunté a Geto mientras recorríamos los pasillos de un edificio en construcción. Habían pasado dos días desde que acepté unirme a Geto, esperando aprender sobre hechicería. Sin embargo, parecía que en mi segundo día ya me estaba enviando a una prueba de campo o algo así.

Geto se detuvo y me miró con una expresión enigmática. "Ryu Sora, la mejor manera de aprender es la práctica. Además, si te ves superado, interferiré."

Mis ojos, que siempre permanecían cerrados, se entrecerraron ligeramente ante sus palabras. La confianza en mi nuevo mentor estaba lejos de ser sólida, pero no tenía muchas opciones.

Continuamos avanzando por el edificio en construcción, y finalmente llegamos a una sala llena de energía maldita. La atmósfera era densa, y mi instinto me decía que algo no estaba bien.

"Ryu, esta será tu primera tarea", anunció Geto mientras señalaba hacia la sala. "Hay una maldición dentro. Tu objetivo es eliminarla. No te preocupes, estaré observando."

"¿Qué? ¿¡Cómo se supone que haga eso?! ¿¡Con mis puños?!" pregunté con incredulidad, sintiendo la presión aumentar en mi pecho.

Geto sonrió ligeramente. "Cierto, ten, toma esto." De una sombra, Geto materializó una maldición en forma de oruga de color morado. De su boca comenzó a salir una katana.

Reconocí la maldición; era la misma que Toji Fushiguro había usado como almacenamiento en el pasado. Miré la katana con sorpresa y cierta confusión.

"Esta katana está imbuida con energía maldita. Úsala y corta la maldición", explicó Geto mientras me entregaba la katana.

Miré la katana en mis manos con detenimiento. Sus hojas relucían a la luz tenue de la habitación, revelando una nitidez impresionante. Cada pulgada del arma parecía contar historias de batallas pasadas. Mis dedos se deslizaron suavemente por el mango, sintiendo la textura áspera pero reconfortante de la empuñadura. A pesar de lo hermosa que parecía, había un punto importante.

"Per... pero no sé usar una katana", murmuré, pero cuando volvía a mirar a Geto, ya no estaba. Su presencia se desvaneció como una sombra en la oscuridad, dejándome solo.

"Heeeey, ¡pero no me dejes soloooooo!"

Reencarnado en Jujutsu KaisenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora