Capítulo VIII

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Diciembre del 2010
(Mónaco)

Había pasado una semana y Ceren no podía salir de su antigua habitación. Alice se había preocupado por su mejor amiga, pues ella no llegó a dormir esa noche y no le contestaba el celular, pero Alec le aviso lo que había sucedido, eso hizo que Alice corriera a la casa del señor Ferrati para poder estar con su mejor amiga.

Tampoco le contestaba el celular a Jules. Ella se encontraba pensando y llorando por su madre, no tenía cabeza para responder el celular. Eso hizo que hasta faltara a su trabajo y la despidieran.

Jules llamaba y llamaba a su novia, pero ella no contestaba.

Habían tocado la puerta del apartamento de su padre, se tuvo que levantar de su cama para poder abrir, ya que estaba sola.

Se sorprendió al ver a su novio ahí. Se suponía que aún faltaba una semana para que volviera.

—¿Hice algo mal? —Fue lo primero que pregunto Jules.

Ceren lo miró confundida.

—¿Que te sucedió, bonita? —Le pregunto, preocupado, al verla en tal estado.

Sus ojos estaban rojos e hinchados de tanto llorar, estaba en pijama y su pelo estaba todo desordenado.

—Ella está viva —Ceren se tiro a llorar a los brazos de su novio, el cual la abrazo mientras le hacía cariño en su pelo—. Nunca murió.

—¿De quien hablas, bonita? —Pregunto Jules, confundido.

—Mi mamá —Suspiro. Se separó de Jules—. Mi mamá nunca murió.

Jules le entregó el vaso de agua a Ceren, la cual se encontraba en el sofá mientras lloraba

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Jules le entregó el vaso de agua a Ceren, la cual se encontraba en el sofá mientras lloraba.

—Cuéntame mejor, bonita —Jules le empezó a acariciar el pelo.

—Cuando iba entrando al departamento de Alice me encontré con una mujer afuera y sin querer chocamos. Cuando la vi me mereció conocida y claro... era mi madre.

—¿Tu padre lo sabe?

—Si. La ha estado buscando, pero sabe esconderse bien.

Ceren voy a sollozar.

—Tranquila, princesa —Jules la acercó a ella para abrazarla.

—¿Te puedes quedar hoy?

—¿Tu padre se enojara?

—No creo.

—Pregúntale primero. Si dice que si, me quedo con gusto. Si dice que no, lamentablemente me tendré que ir.

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I Love You, Jules Bianchi,Donde viven las historias. Descúbrelo ahora