Capitulo 52

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Las personas solo vuelven cuando necesitan algo de ti, vuelven solo para volver a destrozar tu vida y la armonía qué estabas recuperando y que tanto esfuerzo te costo conseguir lo que tanto te costo reparar cada pedazo qué tu no causaste pero que aun si lo permitiste.

Aila Dreven volvió.

Pasaron dos meses y medios ¿Porque volvió ahora? ¿Qué quiere? ¿Quiere ahora meterse en el papel de madre que debió hacer hace años atrás? ¿Quiere enserio hacerlo? ¿O solo quiere volver a dañar con sus actos y palabras? ¿Quiere dar el golpe final o solo viene a disculparce por no aparecerse hace dos meses y medios?

Aila Dreven no es estúpida, tampoco inocente, Aila Dreven era inteligente, astuta y audaz. Aila Dreven era una mujer como muchas, pero que por dentro estaba llena de rencor y  odio un odio que la consumió por muchos años, una venganza hacia su propia hija, un odio hacia ella qué siempre se torno siniestro, las palabras, sus palabras hirientes, esas que ninguna hija quiere escuchar, esas que te hacen llorar hasta quedarte seca, esas que te hacen un nudo en la garganta

—¿Qué haces aquí?

La seriedad en mis palabras no paso desaparsividas por ella. Una sonrisa amarga se curvo en su boca

—Vine a visitar a mi hija

Qué recalcara "Hija" me hacia poner en alerta. Esa sonrisa engañosa no se quito de sus labios, sus ojos se entonaron al ver que no le respondía, su mirada se poso por el lugar con una mueca de asco. Su pie se movía de arriba a abajo con aburrimiento

—Recordaste qué tienes una hija dos meses y medios después

Su pie dejo de moverse, su mirada se clavo fijamente en mi, fue una mirada fría y hostil, fue de... Burla

—Solo tengo una hija—Solto sin gracia —Murió en un accidente automovilístico

Aprete mis labios en una fina línea sin quitar mi mirada sería de ella

—¿Qué haces aquí, Aila?

Ella enarco una ceja entre sorprendida y divertida

—¿Aila?, ¿Ya no me llamas Mama?

Ella podía ser una de las personas más sinicas con las que podías llegar a cruzarte

—¿Papa sabe que estas aquí?

Bufo, ignorando mi pregunta, para luego pararce del sillón y recorrer la pequeña sala por si sola, mi mirada la vigilo con cautela, podías esperarte lo que fuera por parte suya, una risa sonora salió de sus labios

—Me pregunto que has estado haciendo estos dos meses aquí

—Sanar, ir al psicólogo —Espeto firme —Algo que deberías hacer

—Ya te dije, lo psicólogo no sirven para nada

No le respondí, ¿De que servía hacerlo?, si ella iba a contratacar de la peor manera posible solo para hacerme sentir mal. Aun no entiendo que hace aquí, y parece aun no querer decirmelo

—¿Qué se siente ser una carga para todos... Para tu hermano?— No respondí —Pobre Dax, aguantarte dos meses—Hizo una mueca de disguto y tristeza falsa —Es feo que le hagas esto, llamar la atención de esa manera... Te creía más buena

Me levante del sillón y la mire con molestia, una sonrisa pequeña se curvo en aquellos labios pintados de rojo al ver que ya me había encontrado y enojada

—¿Como puedes decir eso?—La miro fijamente, ella rodó los ojos importandole menos lo que dijera y sintiera —Soy tu hija

Esos ojos que eran como una puerta sin salida, al qué nadie debería enfrentarce o entrar, me miraron fríamente, me miraron como si fuera una de las cosas más asquerosas del mundo, me miraron como si fuera un error que decíaba no haber cometido

El Último Suspiro [Libro 1 Y 2 COMPLETOS ✔] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora