𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ━ oscar piastri.

02. gold rush

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La mente de Oscar estaba en otro lugar. Era muy temprano y su único pensamiento era Daisy. Puso su playlist y se empezó a vestir. La noche anterior se durmió hasta tarde buscando a la chica en redes sociales sin éxito. Parecía no estar en ningún lado, y si lo estaba, se encontraba como un rompecabezas críptico e in-entendible.

Oscar no sabía que se podía obsesionar tanto con alguien hasta el punto de tratar de ponerla en cada canción, en cada paso, en casa mirada, en cada recuerdo. Era un poco inexplicable lo que sentía. Le daba miedo que Lando quisiera pregúntale por ella porque no sabría que decirle. Estaba muy lejos de entender sus sentimientos como para ponerle a explicarlos ahora. Oscar bajo al gym del hotel para despejar su mente un rato, y así fue, cuarenta y cinco minutos de ejercicio intenso, pero no logró sacarse a Daisy de la mente ni mucho menos la preocupación de volver a encontrarla.

Cuando volvió a su habitación se dio una ducha y al salir, abrió la libreta de Daisy una vez más. Era más que nada para tomar notas, y en una que otra página se encontraba con recordatorios, no eran muchos ni eran extensos, simplemente eran para recordar su cita con la manicurista, o que tenía que recoger un pastel, o cuando era la fecha límite para entregar cierto trabajo.

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Daisy llegó un poco tarde a su clase de ese día. La última clase de la semana, y cuando la clase había terminado, se acercó a su profesora Diane.

—Profesora, quería hablarle sobre algo— Daisy empezó.

—¿Sobre ayer? Cuéntame todo, estoy segura que la pasaste bien, ya quiero leer tu reporte— respondió la profesora.

Su maestra, Diane, era más bien una amiga para Daisy. Era tan solo trece años mayor, y tenía una alma joven, y la entendía perfectamente. Diane solía ser surfista, pero gracias a un accidente en auto, yendo, precisamente, a una de sus playas favoritas a surfear, había perdido la capacidad de equilibrarse por una contractura en la clavícula. Al no poder volver a meterse al agua como solía hacerlo, ella se sumergió en otros deportes, incluyendo la fórmula uno. Pensó que le haría bien salir a distraerse con otra cosa que no fuera el tenis.

—Perdí mi libreta de notas.

Diane se quedó callada, casi como si no quisiera entender, pero al final solo levanto las cejas a modo de sorpresa.

—Es que... — Daisy empezó a excusarse—. Este chico me llevó a la cafetería, y hablábamos por horas, y me fui corriendo porque no quería despedirme, y me olvidé de mi libreta, y seguro piensas que es una mentira para no entregar el reporte pero te prometo que estoy hablando con la verdad.

La voz apresurada de Daisy apareció de nuevo, y Diane se quedó sórdida pensando en...

—¿Qué chico?— Fue lo único que Diane pudo preguntar una vez que Daisy terminó su discurso.

—Uno, que me encontré en la prensa, bueno, más bien el me encontró a mi. No lo sé, está fuera de mi alcance Diane, el no importa, dime por favor que me crees— Daisy lloriqueo.

—¿Que no importa? Si me cuentas sobre el tal vez te lo deje pasar.

—Lara se va a molestar conmigo si se entera de que te conté a ti primero antes que a ella... — Daisy se sienta en una butaca en frente de su profesora, lista para negociar.