𝐊𝐈𝐍𝐆 𝐎𝐅 𝐌𝐘 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ━ oscar piastri.

08. puppy love

【 🧸 】

Las hermanas de Oscar invitaron a Daisy a cenar. Era su segundo día en Australia, y estaba siendo la mejor turista que podía ser. Oscar planeó un itinerario para que Daisy visitará Melbourne en una semana y tuvieran tiempo juntos. Daisy conoció esa parte de Oscar que no había visto, su lado familiar, cálido y su manera de ser con sus hermanas. Era todo un caballero; se notaba lo bien que se sentía cuando estaba con su familia, lo despreocupado y feliz. Y Daisy empezó a pensar, que quizá estaba conociendo la major versión de Oscar, esta versión tan sensible de el, y ella adoraba verlo así, ella se sentía como en casa, aunque estuviese miles de millas lejos de casa.

—¿Prefieres ir a un bar o quieres volver a casa?— Oscar le preguntó a Daisy mientras caminaban afuera del restaurante.

—Quiero descansar un poco, espero no se molesten tus hermanas— Daisy dijo, mientras se retocaba el lipstick rosado de vuelta, y se miraba por la cámara de su teléfono.

—Yo les diré, no creo que se molesten— Oscar dijo, y fue a decirle a sus hermanas que el y Daisy se irían de una vez a casa.

Daisy terminó de ponerse el labial y lo guardó en su bolso, junto con su celular. De pronto, sintió la calidez de las manos de Oscar por su cintura y la respiración del chico por su cuello. Oscar había llegado detrás de ella mientras se encaminaron al valet parking. Daisy no pudo evitar sonreír, y sentir un pequeño cosquilleo en el estómago, mientras sentía a Oscar tan cerca.

—Te vez tan linda que no es necesario que te retoques el labial— Oscar espetó.

—Dice el que no sabe nada de maquillaje— Daisy se burló, mientras ponía sus manos sobre las de Oscar, que seguían en su cintura, y ambos continuaron caminando.

—Pues muéstrame como se aplica el labial— Daisy paró en seco—. Pero muéstrame con tus labios.

—¿A qué vas con todo esto?— La chica contestó.

—Solo muéstrame.

Oscar quería que Daisy lo besara. Y ella solo sonrió para luego, acercarse a Oscar, aunque fingió que lo iba a besar en la boca, y terminó besándolo en la mejilla izquierda.

—¡Oye!— Se queja Oscar.

—Eres ingenioso Oscar, pero no voy a caer— dijo Daisy, burlándose de Oscar.

Ambos siguieron caminando y uno de los empleados del valet parking les acercó el auto y les entrego las llaves. Oscar ayudó a Daisy a subir y le cerró la puerta, luego, el corrió al otro lado para manejar. Ambos iban en un McLaren que Oscar recientemente había adquirido, a manera de apoyar a su equipo, y también porque le gustaba. Después de pasar tanto tiempo con Lando, le empezaron a gustar los autos deportivos que no eran de karting o fórmula. Y aunque por más loco que suene, antes de eso, a Oscar no le llamaban tanto la atención ese tipo de autos.

Oscar miró si no venía ningún auto a su derecha y arrancó. Aunque su McLaren negro corría muy bien, Oscar no iba tan rápido, pues, al ser piloto de la fórmula uno, se había acostumbrado a ser muy precavido detrás del volante.

—¿Por qué no vas un poco más rápido?— Daisy pregunta—. Se supone que para eso es este auto.

—Ah, así que te gustan las emociones fuertes, eh— Oscar afirma—. Eso explica mucho.