«PELEA DE ROEDORES»
(OMAR)— Un día entré en su habitación y pegué un grito tremendo. Porque él estaba justo detrás de la puerta. Pensé que se iba a enfadar conmigo por el grito, pero no; se echó a reír y me abrazó — esbozó una sonrisa recordando el momento —. El último día que hablé con él habíamos quedado para almorzar. Lo esperaba en casa. Pero solo llegué a escuchar los sonidos del coche de policía — explicó melancólica. Las lágrimas estaban a punto de rebosar las cuencas de sus ojos —. Era mi marido. Yo le quería... ¿Porqué iba a hacerle daño?
La tarde anterior Ruslana y yo aprovechamos todos y cada uno de los recursos que el bufete nos ofreció sobre el caso. Y, a mayores de la información sacada de internet, la pelirroja me lo hizo memorizar todo con puntos y comas.
Irónico. Porque probablemente no se sabía ni mi nombre. Pero fue agradable acercarme a ella; por lo menos empezó a ser consciente de mi existencia. Algo es algo.
Aquella señora seguía hablando, respondiendo al interrogatorio frente a Zamora. Mientras que mis ojos estaban fijos en el ala opuesta de la sala. Detrás de toda la muchedumbre -de alumnos ansiosos por redactar hasta los suspiros de la interrogada-, se encontraba ella. Estaba tranquila. No escribía nada. Solo observaba. Seria. Serena.
No necesitábamos aquel testimonio; Ruslana y yo estábamos preparados para exponer nuestra mejor defensa para la cliente. Fuese realmente culpable o no.
Eso sería al día siguiente, en clase. La Doctora Zamora entró taconeando a voces, como ya era de costumbre. La sala estaba en total silencio. Se podía notar la tensión en el ambiente. La rivalidad entre los compañeros por saber quiénes cuatro se merecían ese puesto.
— Disponéis cada uno de 1 minuto, como ya sabéis. Suerte y que ganen los mejores. Empezamos.
Uno a uno se fueron levantando para exponer frente al resto.
— Debemos presentar al jurado un
sospechoso creíble: la madre del
fallecido, Agnes. [...]— Todo se reduce a una simple prueba:
el doctor hizo el análisis al fallecido
demasiado tarde. Por tanto [...]— Un estudio estadístico de
posibles miembros del jurado
demuestra que el 80% son de clase baja [...]— Las huellas coinciden con las de
su mujer en el arma homicida pero,
¿acaso tenía intención de matarlo?
¿O solo se encontró en medio
de la escena del crimen? [...]— Es el turno de Omar Samba — la voz de la profesora indicó tajante la última participación en esa improvisada criba de futuros abogados.
Me puse al frente con un nudo en la garganta. Ruslana acababa de sentarse. Lo había hecho genial. Intimidante. Como es ella.
— Pues... Tal y como lo veo — carraspeé y busqué su mirada entre la multitud para no caer en los nervios que la cercanía de Zamora me aportaba. La pelirroja me hizo un ligero gesto de "adelante" animándome a seguir —, fue en defensa propia. La razón es que sufría de depresión. La discusión previa no había sido más que el propio detonante al crimen, que nos deja ver hasta qué punto era el señor Webber un marido manipulador. Le lavó el cerebro a su propia mujer. ¿Es realmente una culpable o solo se ha visto obligada a luchar por su propia vida?
Seguí con mi discurso hasta que la cuenta atrás del cronómetro de la profesora llegó a cero. Volví a mi sitio con dolor de cabeza tras intentar dejarme la piel ahí delante.
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Cómo Defender a un Asesino - Rusmar OT23
FanfictionUn nuevo curso académico comienza en la Facultad de Derecho de Denver. Los alumnos de primer año deberán acostumbrarse a las exigencias de la carrera, además de hacer frente a los obstáculos que la vida de cada uno de los protagonistas les pone por...