Capitulo 4

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Inko, exhausta por el trabajo, llegó a casa y cenó en silencio. Cuando Izuku, con cierta aprehensión, le preguntó sobre el hombre de la foto, su madre pareció confundida y al ver la imagen, su cabeza comenzó a doler intensamente, casi desfalleciendo.

Rápidamente, Izuku la ayudó y la guió hasta su habitación, dándole una pastilla para el dolor. Inko mencionó que había estado trabajando mucho y estaba agotada. Comprendiendo la situación, Izuku dejó a su madre descansando en la habitación.

Mientras tanto, lleno de dudas, decidió salir para aclarar la confusión. Mientras paseaba, se propuso desentrañar los misterios que envolvían las fotos y la presencia de ese hombre en su vida, buscando respuestas que lo guiara hacia la verdad.

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En las sombras de la ciudad, Tomura Shigaraki se movía con agilidad, su mente maquinando los detalles de su plan para sorprender a su sensei. Se acercó sigilosamente a una zona donde la presencia de héroes era común, decidido a desafiar a uno de ellos y provocar un enfrentamiento que reavivara la llama en los ojos de su desanimado maestro.

Mientras se adentraba en el territorio enemigo, la tensión crecía en su interior, pero la determinación de cumplir su objetivo mantenía firme a Shigaraki. Con cada paso, la oscuridad de la noche lo envolvía, y el sonido distante de sirenas añadía un toque de urgencia a su misión.

-Sensei, esto es por ti y por nuestro propósito. Devolveré la emoción y la pasión a nuestra causa- reflexionó Shigaraki mientras avanzaba hacia el encuentro que cambiaría el rumbo de la noche.

En el bar, Kurogiri, aunque preocupado, confiaba en la astucia y determinación de su joven protegido. La esperanza de ver a su sensei recobrar el ánimo brillaba como una pequeña luz en la oscuridad.

La noche se llenó de suspenso mientras Tomura Shigaraki se preparaba para enfrentarse a un héroe, con la esperanza de que este acto desencadenara un nuevo capítulo en la historia de la Liga de Villanos.

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Tomura Shigaraki se deslizaba entre las sombras, su presencia apenas perceptible mientras se acercaba al lugar donde podía sentir la energía de un héroe. Con cada paso, la adrenalina crecía en su interior, alimentando su determinación de cumplir con su plan y elevar el espíritu de su sensei.

Finalmente, se encontró con un héroe patrullando la zona. Tomura emergió de las sombras, con una sonrisa desafiante en su rostro. El héroe, al percatarse de la presencia del villano, se puso en guardia, listo para enfrentar la amenaza.

El peliceleste levantó una mano, mostrando sus dedos sin pudor, mientras su mirada fija desafiaba al héroe. La tensión en el aire era palpable, y en ese momento, Shigaraki tomó la iniciativa.

-Héroe, ¿quieres jugar un poco? -dijo con sarcasmo, desafiando al defensor de la paz.

La confrontación se desató en una serie de movimientos rápidos y estratégicos. Tomura, con su particular estilo de lucha, enfrentó al héroe con astucia y desdén. Cada gesto de Shigaraki estaba impregnado de determinación, un esfuerzo por reavivar la chispa en el corazón de su sensei.

Mientras tanto, Kurogiri seguía la situación desde la distancia, preocupado pero esperanzado de que este acto pudiera realmente marcar la diferencia para su sensei y la Liga de Villanos. El destino de esa noche se escribía en el choque de fuerzas entre el villano y el héroe, con la esperanza de que esta acción audaz pudiera cambiar el curso de los acontecimientos, sin saber lo que le deparará el destino.

LA MELODÍA DEL MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora