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Decir que estaba molesta era poco.

¿Nerviosa? Tal vez.

Sin embargo, era desesperación lo que mejor describía su estado actual.

Y es que, en una semana, la primera jornada de exámenes daría inicio en la universidad, pero su credencial, necesaria para el trámite de las evaluaciones tenía días sin aparecer. Solicitar una nueva le costaría días y por supuesto, dinero de más.

-Donde está chingada madre- susurró para sí misma, mientras buscaba por millonésima vez debajo de los sillones.

Al principio, creyó que el ir y venir entre la casa y su apartamento la habían hecho extraviar aquel documento en el primer lugar, sin embargo, tampoco la encontró.

-Me va a salir carísima- se quejó, sentándose en uno de los sillones de la sala.

El sonar de su celular llamó su atención, respondiendo al instante al ver que se trataba de Ian, su primo.

- ¡Qué onda wey! ¿Ya resolviste lo de la uni? - fue lo primero que escuchó.

-Hola Ian, no, aún sigo en eso- respondió, soltando un suspiro.

-Ya mamaste- dijo el, en son de burla- chale, vas a reprobar los parciales.

-Qué se te haga la boca chicharrón.

La pelinegra arrugó el ceño al instante, pues eso era lo último que quería. Quedar a deber materias le quitaría tiempo del entrenamiento y lo más importante, ausencias en los partidos. Aquello no era una buena idea, ya que, al ser un jugador nuevo, sí o sí tenía que ganarse una permanencia dentro del once, ya sea de titular o suplente como lo era actualmente. La lesión de Giovanni le había brindado una oportunidad para atraer los reflectores, tenía que esforzarse por una permanencia en los próximos meses.

-Ah, pero la niña bien que quería estudiar en una de paga.

-Tampoco es que tuviera de otra, era la única que tenía la carrera en sábados- respondió mientras buscaba en las esquinas del sillón.

-Con lo fácil que es comprar un título en el tianguis wey, aquí saliendo de C.U. hay unos vatos que ofrecen el certificado a buen precio. Si quieres te saco uno.

-Ni te atrevas cabrón, no soy como tú ¿Ves? Por eso me da un chingo de miedo ir a verte, dicen que hay gente media rara afuera de la UNAM.

Una carcajada se escuchó al otro lado de la línea. _____ por su parte, seguía abriendo cajas y cajones con la esperanza de encontrar la credencial, todo sin éxito. La llamada finalizó minutos después, con Ian diciéndole que, si no aparecía, le iba a sacar una falsa en el susodicho tianguis. La pelinegra se despidió, resignada a tomar sus cosas y salir rumbo al campus aprovechando que no había entrenamiento. Tenía un par de clases que tenía pendientes para los exámenes, así que aprovecharía tomarlas ese día y de paso preguntar si alguien había recogido su credencial, lo único que quería era acabar con aquella preocupación antes del partido con la máquina celeste.

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si algo ha caracterizado a Guillermo Ochoa en su tiempo como jugador (aparte de sus rizos) es la gran capacidad de liderazgo que ha sabido sobrellevar. Aún en su época de "novato", el oriundo de Guadalajara siempre resaltó esa necesidad de proteger, mantener a salvo a quienes lo rodearan así fuesen más grandes que él. Amigos como Andrés Guardado, Giovanni y el mismísimo Piojo Herrera que lo han conocido desde joven, afirman el hecho de que el guardameta es perfecto en su rol de capitán, pues él, como ningún otro, sobrelleva los momentos tanto buenos como malos en los equipos donde ha estado, priorizando siempre a los jugadores más pequeños, pues según su propio criterio, son los más vulnerables a dejarse llevar por las rudas críticas que el mundo del deporte lanza.

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⏰ Última actualización: Jan 08 ⏰

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𝗔𝘇𝘂𝗹𝗰𝗿𝗲𝗺𝗮 (Diego Laínez ft. Guillermo Ochoa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora