CAPÍTULO 9: Atrapados por el poltergeist

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— ¡Agh, maldito Peeves! –gruño Sebastian impotente al ver como el poltergeist se alejaba– Tengo que detenerlo o por lo menos inventarle una buena excusa a la bibliotecaria para lo que sea que ese maldito fantasma le vaya a contar.

A pesar de toda la conmoción, Eki no pudo evitar percatarse de lo atractivo que se veía Sebastian estando molesto. Agito su cabeza para volver a la realidad. Lo tomó por la manga de su túnica, jalándolo hacia ella cuando estaba a punto de alejarse.

— No quiero que te metas en problemas por mi culpa... seguro podemos ingeniarnos alguna excusa juntos o-

— Si te atrapan conmigo, lo más probable es que Sharp te haga la vida imposible, todos saben como es y no dudo que contigo sea peor en comparación a nosotros –tenía un buen punto– pero si me atrapan a mi solo, Harán que me quede un par de horas extra ayudando a alguno de los profesores a hacer algo, o quizá me manden a los graneros a limpiar la mierda de los escarbatos –una ligera sonrisa ladeada dibujó su rostro al notar la suave risa saliendo de los labios de Eki ante ese último comentario.

— En ese caso, no sería justo que te quedaras a limpiar caca de escarbato cuando fui yo quien te metió en esto. –replicó aún con la sonrisa en el rostro– además, no puedes estar seguro de que solo te castigaran con eso, es probable que sea peor o-

— Eki –Sebastian la interrumpió con un tono divertido– Se me dan bien las cuestiones con el profesorado, Aparte de eso, me gusta que mis amistades están en deuda conmigo –bromeó. Ella rodó los ojos.

Por alguna razón, en cuanto Sebastian terminó la frase, algo se le revolvió en el estómago, una sensación de incomodidad. No le había gustado referirse a ella de ese modo, como su "amiga", aunque estaba claro que no podían ser nada más que eso. A duras penas y se conocían, por lo que la aparición de esa extraña sensación no tenía sentido (Sin contar que ni siquiera estaba seguro de si le caía bien)

— Vamos, no estarás pensando en dejarme sola, ¿o si? –insistió sin soltarle la manga– No voy a permitirme tener otra deuda contigo, Sallow. Sigamos buscando, luego podremos idear algún plan para evadir a la profesora o-

El simplemente negro, por fin soltándose del agarre de la pelirosada a la par que le dedicaba una sonrisa tranquilizadora.

— Déjamelo a mi, me haré cargo de esto. Tu ve a lo tuyo, suerte.

Antes de que Eki pudiese volver a replicarle algo, Sebastian ya se había dado la vuelta saliendo de ahí a paso apresurado.

Eki giró su cabeza hacia la izquierda, luego a la derecha y por último volteo hacia arriba. Estaba sola entre toda la inmensidad de estatuas, libros y cosas abandonadas que yacían agarrando polvo. Se abrazó a sí misma al sentir como su piel comenzaba a erizarse por el frío, era casi como si Sebastian se hubiera llevado toda la calidez del lugar con él.

Un par de minutos pasaron antes de que finalmente diera con lo que parecía ser un enorme arco. Pequeños destellos de magia antigua se hicieron presentes, guiándola al centro del mismo el cual ahora contaba con una especie de velo azul. Magia antigua.

Era un portal parecido al que se había encontrado en Gringotts.

— Muy bien, aquí vamos.

Tomó una bocanada de aire para darse ánimos a sí misma. Deseaba no tener que hacer eso sola, que Sebastian no se hubiera ido (aunque estaba agradecida que se hubiese ofrecido a ganarle un poco de tiempo).

Finalmente se adentro en el velo. Un haz de luz azul la envolvió antes de que lo atravesara. Todo se volvió negro de pronto, mezclado con un silencio inquietantemente abrumador antes de que por fin pudiese ver algo.

𝐿𝒶 𝓢𝓮𝓻𝓹𝓲𝓮𝓷𝓽𝓮 𝓎 𝑒𝓁 𝓛𝓮𝓸𝓷 || ᏚᎬᏴᎪᏚᎢᏆᎪN ᏚᎪᏞᏞᎾᏔ ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora