Through sleepy eyes (L.S)

Capítulo 8: la fiesta y; la cruda realidad.

— El lazo es una práctica que casi ya no se realiza, al igual que lo previo a eso, el cortejo es una parte esencial porque...— la señorita Martin se escucha a lo lejos y lo único que puede hacer Harry es mantener su completa atención en el omega sentado en la mesa junto a la suya.

No volvieron a cruzar palabras desde lo sucedido ayer en los vestidores de las piscinas y Harry siente que se quema por dentro, Louis canceló sus clases de tutoría con la excusa de cuidar a sus hermanas y siente que solo lo está evitando. Su lobo arde en su pecho y es tan extraño, de cierta forma puede definir que no es exactamente molestia lo que siente, sino parece ser lujuria..

Una necesidad constante por tomar al omega entre sus brazos y consumir todo de él, pegar tanto sus cuerpos que prácticamente puedan convertirse en uno, uno mismo. La idea le hace dar vueltas la cabeza y no sabe definir si es por la extrañeza o la necesidad de verdaderamente querer hacerlo. Su lobo se refuerce dentro suyo ante la idea y Harry puede imaginarlo moviendo su cola y sacudiendo su cabecita, parece ser un pequeño lobo gris rodeado de un espacio completamente negro y la imagen lo hace removerse incómodo en su lugar.

¿Louis también puede verlo? ¿puede ver a su propio lobo de esta forma? ¿en su manada le enseñaron que esto es algo completamente normal? ¿o solo es Harry volviéndose un esquizofrénico?

El golpeteo constante del lápiz de Louis contra su libro de biología lo hace pestañear fuertemente y volver a la realidad. Él gira a mirarlo por un instante y frunce su ceño fuertemente, su nariz se frunce, se acomoda en su silla y vuelve su vista a la señorita Martin que parece estar pegando una imagen de como debería verse una marca.

— Más o menos es algo así, pero suele verse distinta en algunas personas, aveces depende de la dentadura del alfa y muchas otras de si, como dicen en las manadas, están destinados a ser. — ella señala el cuello expuesto con lo que parece ser una herida recién hecha.

Harry la observa con detenimiento, hay sangre rozando algunas marcas de dientes y parece tornarse violacea a los costados. El solo pensamiento de morder a alguien hace doler sus encías. Sus colmillos no salen a la luz desde que se presentó como un alfa y ni siquiera durante los celos es normal que esa acción se de ya que su alfa debería estar durmiendo y no deberían tener una conexión, pero ahora se pregunta cómo serán sus celos ya que su lobo está creando una conexión con él.

— Esta de aquí es una marca sin ser destinados y por el otro lado podemos observar una muy peculiar, los destinados a ser. Notarán que es más limpia y blanca, casi parece ser dorada. — ella sonríe al explicarlo y pega con cuidado la gran foto en la pizarra. — Recuerden que las marcas suelen ser privadas en algunas manadas y en otras es un honor presentarlas y mostrar que se pertenece a alguien.

— Eso es tan alfista, que suerte que evolucionamos y dejamos esas cosas monstruosas y cavernícolas atrás. — Bethany se queja masticando un chicle y admirando sus uñas. La señorita Martin da un gran suspiro y acomoda su saco.

— Señorita Williams, ¿ha prestado atención a mi clase? — ella dice con lo que parece ser algo de molestia en sus facciones. — Más allá de lo que se crea ahora, el lazo es un símbolo de amor y devoción eterna a la otra persona y ambas se pertenecen a la otra, si el lazo se rompe y no se es marcado por otro alfa o se marca a otro omega, ambos mueren. — ella explica y casi parece repetirlo, pero Harry no lo sabe ya que apenas está prestando atención a su clase.

Esta vez su vista viaja de una omega que rueda sus ojos de forma ridícula hasta donde se encuentra la señorita Martin, justo al costado de su hombro donde una marca algo oscura y con la sombra de la mordida se deja ver. Sin embargo la marca de destinados parece verse casi mágica, se ve más clara, realmente parece ser casi dorada y limpia, los dientes se definen perfectamente y la idea de hacerle una marca a Louis recorre por su mente. Dioses, su alfa ruge en su pecho y tiene que toser sobre su mano para no exitarse ante la idea.