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¿Alguna vez haz sentido que aunque tengas todo te sientes completamente vacío?

Que aunque para muchos digan que es una vida que todos desean tener, en donde tienes una vida feliz tú no la sientes de esa manera.

¿Nunca haz sentido esa sensación que algo falta y que no te deja tranquilo?

Jodidamente así se siente Jung Hoseok, y creo que el haberse abierto finalmente como homosexual con sus padres fue la parte menos difícil de su vida, al contrario, lo aceptaron con mucho amor y mientras él fuera feliz ellos estarían de igual manera. Pero, al parecer su padre buscó algo beneficioso en ello y lo encontró bastante bien. Después de que Hoseok se graduó decidió que la mejor manera para emprender su carrera sería en el extranjero y más con uno de los grandísimos socios, el cual, en ese lugar conoció a James. Ese chico de ojos azules, cabello castaño, de un grandísimo cuerpo y un poco más alto que él, era un estuche de monerías donde hablaba perfectamente el español, el chino, el coreano, el francés, el italiano, el tailandés y también el japonés, y su mayor aportación en la empresa de su padre hizo que el padre Hoseok hiciera que ambos se enamoraran y tuviese una relación, claro que le conviene la empresa, entre más grande el aporte muchísimo mejor. James no era un mal hombre, jamás hizo algo que hiciera sentir incómodo al muchacho pero como avanzaba los meses sentía que la importancia que sentía hacía a él era solamente para negocios y eso no era lo que Hoseok deseaba; él ha buscado que lo amen tal y como es, que lo hicieran sentir mucho más especial, tener un amor cliché, no un negocio.

Hoseok tenía la pareja soñada, los papás que todos quisieran tener, todo el dinero que él quisiera, la mejor carrera, pero se estaba perdiendo a sí mismo, no era feliz.

Sabía bien que su vida jamás ha tomado un rumbo en el que a él le gustara y menos aquella noche en donde Namjoon estuvo tan insistente en ir a ese lugar, donde según él era muy bueno, al principio se negó porque al siguiente día tendría una junta muy importante, después fue convencido diciéndole que si no le agradaba el ambiente se podría ir. Mala idea, en primera el lugar estaba muy alejado de donde era su zona tenía una especie de temor por ser asaltado por el tipo de gente que asistía y la forma en que vestían, segunda el ambiente no era tan malo pero aún así no era como los antros que acostumbra asistir y tercera las veces que le preguntaron si quería consumir aquella droga le hizo sentir aún más inseguro, aunque después de tres botellas todo eso se fue al carajo y se volvió amigos de un grupo de personas que estaban casi en la misma mesa. El saco dejó de ser importante y dobló sus mangas de la camisa blanca de seda desabotonando tres botones de su pecho, con sus mejillas coloradas por el alcohol riéndose de cualquier otra cosa y bailando al ritmo de la música un muchacho lo miraba con una sonrisa gustoso por él, varias veces lo invito a bailar a lo que él estaba tan gustoso de ir con él. Namjoon estaba feliz al ver a su amigo de esa manera donde no era un perfecto muchacho aburrido que siempre su mente lo carcomía, ahora era uno totalmente distinto donde se dejaba llevar sin importar que, tanto se dejó llevar que después de eso Hoseok no estaba ni el chico que siempre bailaba con él.

Siempre tomaba malas decisiones.

Y en cuanto despertó se dio cuenta que no era su habitación y la persona con la que dormía tampoco era su novio... Con una mierda.

Salto de la cama casi gritando al notar al desconocido ya despierto, estaba colorado de la vergüenza y le había sido infiel por primera vez a su novio, no puede estar pasando esto.

—Tranquilo, tranquilo— argumenta el chico levantándose de la cama desnudo, los ojos de Hoseok cayeron directamente a su miembro y se sorprendió tanto por el tamaño, ¿acaso todo eso entró en...?—, mierda, no me acuerdo de nada.

—¿Quién eres?— sigue mirando.

—¡Ouh! soy Yoongi.

—Puedes por favor, Yoongi, por lo menos vestirte.

Prohibido | YoonSeokDonde viven las historias. Descúbrelo ahora