𝘾𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙓𝙄𝙓

5.7K 267 67
                                    

彡

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Un aplauso unánime inundó el lugar, el director Grensted con tan impecable presencia que lo caracterizaba terminaba de darle la bienvenida al nuevo profesor de Álgebra.

―Esperemos que su estancia en esta universidad sea placentera, profesor Hardy― expresó el hombre con una agradable sonrisa y unas palmaditas sobre el hombro del nuevo profesor.

―Le agradezco por darme la oportunidad― mencionó Tom dando por finalizado todo aquello con una sonrisa a labios sellados y un asentimiento.

―Bien, ya que conocen al profesor Tom Hardy, comencemos con las primeras exposiciones― hizo una pausa y de nuevo se escucharon aplausos― ¡Recuerden que esto es una pequeña prueba!

Todos los alumnos hablaban entre ellos, era comienzo de la temporada más pesada para la universidad y causaba cierto estrés en cada uno pero sobretodo para los profesores era el mismísimo caos.

―¿No debes estar allí?― preguntó Tom acercándose a Cillian que terminaba de tomar su café matutino― En el escenario, con éstos alumnos estrellas― mencionó con cierto tonto burlón que no pasó desapercibido para el ojiazul el cual sólo rió entre dientes.

―Debería, sí. Pero son pruebas nada más, no perderé mi tiempo en pruebas― respondió dándole otro sorbo al líquido amargo― Además, tengo mucho por hacer dentro del aula.

―Te aprovechas del viejo aquel que babea por ti.

―Ni te imaginas.

Ambos compartían el mismo humor, Murphy jamás había tenido una afinidad genuina en una amistad, hasta que llegó Hardy.

―Es hora de entrar, pero antes debo buscar algo en mi despacho― avisó el ojiazul tirando a la basura el vaso desechable.

―¿Te acompaño?― preguntó el castaño.

―Por supuesto― respondió comenzando su camino. El trayecto a su despacho era un poco largo debido a tantas escaleras, por tal motivo no lo visitaba, Cillian prefería llevarse el trabajo a casa. Se detuvieron delante de una puerta muy sofisticada, el ojiazul sacó las llaves de su bolsillo y abrió, dejando ver un lugar muy impecable y tan elegante como él.

Ambos se adentraron, Hardy cerró la puerta y cruzó sus brazos― ¿Y quién es?― preguntó de sopetón llevándose una reacción de confusión por parte de Murphy.

―¿Quién es qué?― preguntó de vuelta mientras buscaba dentro de las gavetas del escritorio.

―La chica― soltó con obviedad.

―Ah, eso. Bueno, es una chica.

―Vaya, no había deducido esa parte.

―¡Aquí está!― expresó el castaño sacando una carpeta de color beige― Lo sabrás pronto, amigo mío.

𝙄𝙣𝙣𝙤𝙘𝙚𝙣𝙘𝙚 › 𝘊𝘪𝘭𝘭𝘪𝘢𝘯 𝘔𝘶𝘳𝘱𝘩𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora