𝘾𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙓𝙄𝙑

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La alarma había sido la interrupción del plácido sueño en el que se habían sumergido, la castaña se removió y estiró su brazo en busca de su celular

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La alarma había sido la interrupción del plácido sueño en el que se habían sumergido, la castaña se removió y estiró su brazo en busca de su celular.

―Apaga eso de una vez― demandó Cillian en un tono de voz adormilado.

Este mantenía una posición de lado, apresando el cuerpo de la joven, ésta apenas y se podía mover, le parecía increíble lo pequeño que quedaba su cuerpo delante del cuerpo del ojiazul.

Al dar con su celular que yacía en la mesita de noche abrió un ojo y logró apagar la alarma, se fijó en la hora y bufó, había tenido una buena noche pero como todo, aquello ya había terminado.

―Cill, ya debo irme, dentro de unas horas me toca ir a la universidad― murmuró dejando el celular a un lado y colocándose de frente para observar al mayor.

Este con lentitud abrió sus ojos y Arabella sintió un cosquilleo en su vientre, era increíble el color de ojos del castaño, eran aún más maravillosos recién despertándose.

―Lo sé, vamos a la misma universidad, pero, podemos llegar tarde― volvió a cerrar los ojos y escondió su rostro en el cuello de Bel, tomándose el tiempo de olerla.

Rió entre dientes ― ¿No creés qué se den cuenta, Cillian?― aprovechó la distancia para acariciar los cabellos del castaño.

―¿Eso te importa?

―No, pero tampoco quiero que hayan rumores de que me estoy acostando con mi profesor.

Aquellas palabras hicieron que Cillian sacara su rostro de allí y mirara a la joven con el ceño fruncido― ¿Y no es lo qué estás haciendo?

Arabella carcajeó y negó― Tal vez, pero solo para ganar nota extra.

―Muy bien, deberías continuar para seguir ganando más nota.

―¿Sí, profesor Murphy?

El mencionado asintió colocándose entre las piernas de la castaña, llevó su boca al pecho de ésta para besar cada centímetro de su piel.

[...]

Mientras Cillian estaba en la ducha la castaña se paseaba por toda la casa, observaba cada detalle de ésta, sobretodo las portaretratos, una foto en específico llamó su atención. Era una boda, estaba Cillian en un impecable traje negro y una mujer de cabello corto y rubio con un gran vestido blanco, a simple vista se podía notar lo mucho que se amaban.

Soltó una risa nasal ante sus pensamientos y negó, sí las personas supieran la verdad.

El recuerdo de cómo el castaño la llevó a la cama la invadió, misma cama que compartía con su esposa, el olor a perfume caro de mujer aún yacía en la habitación matrimonial.

Dejó de observar la foto y caminó hasta la puerta que daba al patio, solo observó un poco a través del vidrio, todo era perfecto, espacioso y elegante, nada que ver con su casa.

𝙄𝙣𝙣𝙤𝙘𝙚𝙣𝙘𝙚 › 𝘊𝘪𝘭𝘭𝘪𝘢𝘯 𝘔𝘶𝘳𝘱𝘩𝘺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora