Capítulo 1

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Braelyn

Estoy por llegar a casa, después de unas dos horas corriendo por el parque que se encuentra cerca de la casa, siempre me ha gustado hacer ejercicio para mantenerme en forma, pero últimamente no he salido a correr porque la universidad me está consumiendo todo el tiempo, sobre todo que estoy por finalizar ya casi la carrera.

Al fin seré arquitecta

Bueno solo me faltaría unas tareas más y tengo al fin mi titulo

─Ly, regresaste temprano ─ me dice Alan.

─Si, de hecho, salí temprano a correr, como es sábado y no tengo mucho que hacer aproveche para despejar un poco mi mente ─digo con una sonrisa en mi rostro.

Alan es el chofer de la familia, pero es más cercano a mí que a cualquiera de la casa.

Es un poco mayor que yo, tiene como unos treinta años, mientras yo tengo 24.

─Bueno, entra para que desayunes, no es bueno que andes sin comer y realizando tanto esfuerzo físico. ─ dice con su típica mirada seria e impenetrable.

Me despido e ingreso a mi casa, escucho ruido en el comedor y me dirijo hasta allí.

Me encuentro con mi hermana mayor sentada en el comedor, junto con mis padres hablando animadamente.

─Buenos días.
─saludo, para llamar su atención.

Y lo logro, porque tres pares de ojos se dirigen a donde me encuentro, mi hermana repara en mi aspecto y aparta su mirada un poco molesta por cómo me encuentro.

Mis padres murmuran algo que no logro escuchar, visualizo que están a mitad de terminar su desayuno.

No me esperaron

Otra vez

Aprete mis labios, fingiendo una sonrisa mientras me acercaba a ellos.

─Pensábamos que habías salido a desayunar afuera, pero anda acompáñanos ─ dice, mama invitándome a tomar asiento.

─Ya regreso, iré a lavarme las manos

No dicen nada solo asienten, entro rápidamente a la cocina saludo a Damián, él es el chef de la familia.

Cocina delicioso y además que es uno de los pocos junto con Alan que me escucha y de verdad se preocupa por mí.

─ Braelyn, te prepare un poco de fruta picada, acompañada de su batido de avena ─expresa Damián, ocupado en lo que hace.

─Gracias, siempre tan atento ─ le digo mientras termino de secarme las manos─. No olvidaste que soy alérgica a las fresas ─digo mientras me acerco un poco a él.

─ Como voy a olvidar algo tan importante, no me gustaría verte siendo llevada a urgencias ─comenta con sinceridad ─, no es por sacarte de la cocina, pero tus padres ya van a terminar su desayuno y tendrás que comer sola, mejor apresúrate.

─Comer con o sin ellos ya no me afecta, además nunca voy a comer sola, puedo hacerte compañía a ti y a Alan ─murmuro con sinceridad.

No sería la primera vez que como con ellos, es más me atrevería a decir que he comido más con ellos que con mi familia, nunca me he llevado tan bien con mi familia, soy todo lo que no quieren.

Antes de que él me conteste corro a abrazarlo, le doy un beso en su mejilla, y salgo rápidamente.

─ ¡Muchachita ven para acá!
─escucho que me dice, pero yo ya he salido.

Cuando llego mis padres me observan llegar con una sonrisa, tomo asiento y veo como lidia, la muchacha del servicio me lleva mi desayuno, le agradezco y se retira.

Destinos CruzadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora