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Jimin se quedó boquiabierto.
—¿Qué...?– preguntó sin dar crédito a lo que había oído –. ¿ Has venido para decirme que has foto con Lisa?

—¿Para qué si no?–lo dijo con diferencia –. En este momento está en casa de su madre. Como he dicho antes, fue un tremendo error.

Eran casi las seis cuando Jimin salió del despacho.

Adler se había comportado como un Cotilla y se había pasado la mitad del tiempo hablando mal de otros políticos locales.Habian sacado poco en claro y Jimin sospechó que no debería haberle ofrecido el whisky que reservaba para las visitas. Adler aceptó más de un vaso y él estaba con los nervios de punta por la cantidad de Coca Colas que había tenido que tomarse por cortesía.

Tenía el coche aparcado en el estacionamiento del sótano.Era un Porsche de doce años que se había regalado cuando entró en la empresa Faulkner.Tambien era el único lujo que no vendió cuando Lisa lo dejó.si Vendió la casa que compartieron y casi todas sus propiedades.En cualquier caso, tendría que haberlo hecho porque no cabían en el loft al que se había mudado.

Antes del divorcio, Lisa y él vivieron en una urbanización muy selecta al norte de Newcastle. Estaba bastante cerca del centro de jardinería y en aquella época veían a menudo a sus padres y hermanos. Sus padres se compraron una villa en el Sur de España, de donde procedían los antepasados de su padre, y el buen hombre siempre aseguraba que iba volver a sus raíces.

Al acordarse de sus padres, no pudo evitar pensar en su hermano. No le había resultado fácil convencerlo para que se fuera tranquilamente y seguía sin tener claro por qué había ido a visitarlo.¿Qué había pretendido? ¿Qué él se alegrará tanto de que hubieran roto como para perdonarle todo? Eso era una ingenuidad y Suga no era tan tonto.
Entonces,¿Por qué había ido? ¿Por qué había hecho el viaje? Jimin no creía que volvieran a Ser amigos y Suga se llevaría una decepción si esperaba otra cosa.

Se le pasó por la cabeza que lo hubiera enviado Lisa. Si se habrían separado, como decía Suga, quizá ella tuviera la idea de recuperar su relación.lo cual era igual de disparatado. Fuera como fuese, no tenía intención de reavivar la relación con su ex mujer. Pensara ella lo que pensase sobre al trauma que le había producido al abandonarlo, él ya lo había superado y nunca lo había limitado a Lisa. Se dio cuenta de que la traición de su hermano había significado lo mismo.

Sin embrago, había transigido en volver a ver a Suga. Había sido la única forma de que se fuera del despacho antes de que llegara Alder. Había quedado en verse al día siguiente, a la hora de comer, en The Crown, un Pub de Tayford.Hacia años que Jimin no iba a ese Pub, que estaba muy cerca de la casa de sus padres. Afortunadamente, sus padres estaban de viaje y no había posibilidad de que se vieran implicados. Sabia que su madre estaba preocupada por el distanciamiento de los hermanos y, si se hubiera enterado de la cita, habría pensado que estaban limitando las diferencias.

Jimin giró en redondo.Tuvo un repentino deseo de ver el centro de jardinería.se dirigió al norte y luego se desvió en dirección a Belsay, en plena campiña.

Jimin había nacido en esa zona, pero hacía algunos años que no disfrutaba de aquel paisaje. La lluvia había dejado paso a una preciosa tarde soleada de mayo y sintió un bienestar al que no estaba acostumbrado.

Antes de llegar a Belsay, volvió a torcer a la izquierda para tomar un camino rural con setos a los lados .El centro de jardinería estaba a menos de cuatrocientos metros, en las afueras de Ridsgate, el pueblo más cercano a Tayford.

Desde la carretera, El Mundo de las Plantas Ferreira tenía un aspecto impresionante. Se había hecho con una fama considerable y llegaba gente de todos lados para pasear por sus jardines e invernaderos también tenía una cafetería, una tienda, una floristería y una zona de juegos para niños. Eran más de las seis de la tarde y seguía en plena actividad.


Había algunos coches en el estacionamiento y Jimin, que no tenía pensado pararse,se encontró aparcado el Porsche,se quedó unos segundos tamborileando con los dedos en el volante y preguntándose qué demonios hacia allí, hasta que decidió que no iba a marcharse sin saber si Suga estaba pasando una mala racha económica.

La vio cuando estaba cerrando la puerta del coche.Estaba junto a un invernadero y parecía como si supervisara la carga de unos sacos abono en una camioneta que ella misma iba a conducir.

Era alta, pasaba del metro setenta, y se dijo que eso, la altura, era lo que había atraído su atención. Aparte, tenía unas piernas muy largas enfundadas en los vaqueros más ceñidos que había visto en su vida y un cuerpo delgado pero con formas, lo cual hacia que no pasara desapercibida.por no hablar de su belleza cálida y resplandeciente y de la melena rojiza con reflejos dorados que llevaba recogida en una trenza.

FORBIDDEN LOVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora