Página 2

3 0 0
                                    

-¿Por qué no? -la respuesta fue inmediata y con tono ofensivo -.sigues siendo mi hermano, ¿no?
Que hayamos tenido muestras diferencias...

-Yo no diría que seducir a mi mujer y destruir mi matrimonio sea una «diferencia» .

-Lo sé, lo sé - Suga adoptó un aire cariacontecido -. cómo he dicho, hemos tenido nuestros problemas, no voy a negarlo y tampoco voy a negar que fuera culpa mía. Pero, maldita sea, yo nunca habría seducido a Lisa si ella no lo hubiera deseado, ¿no? Estabas obsesionado con ser socio en Faulkner.Tenias abandonada a tu mujer, JIMIN, reconócelo.

JIMIN apretó la mandíbula.
-No pienso reconocerte nada, Suga. Si ésa es tu forma de justificar lo que hiciste...

-No lo es - Suga lo interrumpió y se inclinó sobre la mesa -·¿Te sentirás mejor si te dijera que todo fue un error?

Nunca debió llegar al punto que llegó
-se mordió el labio inferior -· Fui un idiota arrogante. No puedes sentirlo tanto como lo siento yo.
JIMIN se levantó y empujó la butaca contra la pared.

-Sera Mejor que te vayas - soltó una breve carcajada de amargura -. Es increíble. ¿Realmente habías pensado que me consolaria que me dijeras que fue un error?

Suga levantó la barbilla.
-Si, lo había pensado -respondió con tono obstinado -todos cometemos errores,¿no?

JIMIN sacudió la cabeza.
-Suga, márchate antes de que digamos algo de lo que podamos arrepentirnos.

-Suga se encogió de hombros, pero no se movió y JIMIN miró su reloj de muñeca. Vio con incredulidad que solo eran las tres y media, que solo habían pasado quince minutos desde la aparición de Suga.

Resopló y miró a su hermano sin saber qué hacer¿iba a tener que echarlo? Suga era fornido, pero él estaba en mejor forma y le sacaba unos diez centímetros de altura.

Rechazo la idea. No le interesaba arrastrarlo por todo el pasillo al que daban los demás despachos.
Ya habían tenido suficiente con tener que soportar la compasión de sus compañeros cuando Lisa lo abandonó y el cayó en la dependencia del alcohol.
No tenía ganas de rememorar aquellos momentos ni de dar la impresión de que todavía quería vengarse de su hermano. Además, se dio cuenta de que no quería hacerlo. Solo sentía desprecio porque Suga pensara que iba a creerse sus mentiras.

-Dentro de poco tengo una cita.
Competencia que enfadarse no iba a llevarle a ninguna parte. Suga, por algún motivo, estaba decidido a quedarse hasta que dijera lo que quería decir y JIMIN sospechaba que lo peor no había llegado todavía.

-Lo se. Ya he oído a la vieja Esther.
-Entonces , comprenderás que no puedes quedarte t te propongo que te vayas antes de que quedes como un idiota absoluto.

Suga lo miró con ojos acusadores.
-No te importo lo más mínimo,¿Verdad? No te importa lo que pueda pasarme.

-¿Qué te pasa? - JIMIN lo miró fijamente -. ¿ Pretendes arreglar las cosas entre nosotros?
Suga volvió a encogerse de hombros.
-No exactamente.
-Estoy deseando oírlo.
Suga frunció el ceño.

-te crees muy importante.¿Cómo no me había dado cuenta antes? Nadie te importa,¿Verdad, JIMIN? No te importa que Lisa necesitara cariño y nunca lo tuvo de un canalla insensible como tú.
JIMIN rodeó la mesa, agarró a su hermano de la camisa y lo levantó de la butaca.

-Eres un tarado malnacido.
Lo soltó para darle el puñetazo que se merecía, pero Suga se limitó a cerrar los ojos para esperar el castigó y JIMIN no pudo hacerlo. Soltó un juramento y volvió a tirarlo a la butaca antes de dirigirse al ventanal para recuperar la compostura.

Se hizo un silencio. JIMIN logró que su respiración se normalizara y se pasó la mano por el pelo castaño que le llegaba hasta el cuello de la camisa.se alisó el traje negro y se cercioró que de que tenía la corbata en su sitio.también hizo todo lo posible por no olvidarse de que él era la víctima.

Se dio la vuelta Eran las cuatro menos veinte y Suga tenía que irse antes de que llegara Sidney Adler era un político local que había sido fundamental para que le concedieran a Faulkner el proyecto del nuevo centro comercial.también era amigo íntimo Andrew Faulkner.el socio de JIMIN y no quería que pensara que se llevaba los problemas personales a la oficina.

Resopló, volvió a la mesa y ,sin sentarse, miró hacia la cabeza inclinada de su hermano.

-Qué quieres, Suga? No puedo darte la absolución y no creo que a Lisa le gustara saber que has venido a hablar conmigo.

-A ella le da igual - Suga sacó un pañuelo del bolsillo y se sonó la nariz con un gran estruendo -. Seguramente yo lo he forzado. Ella quería dejar nuestra relación tanto como yo.

FORBIDDEN LOVERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora