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Dos semanas más, la tailandesa había cumplido más del mes estando con sus amigas y varias noches siendo la pesadilla de Jennie Kim.

La chica castaña rojiza ya no se quejaba, no mucho, no es que se hubiese acostumbrado, eso nunca, tampoco es como si aquellas opresión se presentara diario, de igual manera dormir era solo una palabra que la coreana conocía pero ya no realizaba.

Esa noche, como siempre a la misma hora, Jennie ya sabía, Lisa entraba a la habitación, de nada servía ponerle el seguro, de alguna manera la tailandesa burlaba la cerradura y le iba peor, porque vaya que lo intentó a pesar de todo.

Pero esa vez las cosas cambiarían de cierta manera, Jisoo se había despertado en la madrugada, pasaba entre la oscuridad por el pasillo que daba a todas las habitaciones de la casa, su destino era llegar a la cocina para tomar un vaso con agua, tenía sed.

Al pasar frente al cuarto de Jennie escucho quejidos, a pesar de ser casi inaudibles, pero siendo la una de la madrugada no había ni un solo ruido más que el saliente de aquella habitación.

Miro a la puerta notando que estaba entre abierta y la luz encendida, con rareza se asomó por la pequeña abertura visualizando al instante la tailandesa sobre su amiga.

La primera tenía su mano izquierda en el cuello de la contraria, la estaba ahorcando como hace días no lo hacía, con su otra mano tocaba el torso de Jennie bajo la pijama, ella volvía a intentar quitar las manos de la chica con flequillo sin éxito alguno.

La mirada de la castaña era de miedo absoluto, no sabía qué hacer, Rosé no se encontraba en casa en aquella ocasión, había tenido que ir con su abuela pues no estaba del todo bien y necesitaba la señora ayuda en su hogar.

¿Qué debía hacer? ¿Entrar e intentar separarlas? No podía, su cuerpo no reaccionaba, algo muy fuerte le decía que se fuera de ahí.

Y lo hizo.

Dejo a la que decía ser su mejor amiga, la dejo a su suerte.

Al marcharse de vuelta a su habitación se preguntaba ¿Por qué Jennie no se defendía? Siempre lo había hecho y más si se trataba de Lisa. ¿Acaso la tailandesa era más fuerte?

Y ella pensaba que ambas tenían la misma fuerza, ahora se daba cuenta de que no era así.

Se acostó en su cama, cubrió su cuerpo con las sabanas y cerro sus ojos, no le era fácil conciliar el sueño, se le venía a la mente la escena que acababa de presenciar.

Luego de 10 minutos dando vueltas quedo dormida.

A la mañana siguiente Lisa se encontraba en la cocina buscando en el refrigerador algo para desayunar, observaba con total seriedad todo lo que había dentro. Al lugar también entro Jisoo, al ver a la tomboy se alarmo un poco y enseguida invadió en su mente la escena donde ella ahorcaba y manoseaba a Jennie.

Se acercó con cuidado y lentitud, toco de manera rápida con su dedo índice la mano del mayor, la cual sostenía la agarradera de la puerta del frigorífico.

El tacto llamo la atención de la tailandesa regresando a ver a la responsable con el mismo semblante serio, su mirada hace ya un tiempo la notaban diferente, tan pesada que llegaba hasta el alma como miles de cuchillas filosas.

-P-por favor ya n-no le hagas más daño a Nini- Jisoo trataba de hablar con seriedad, pero su voz temblaba al igual que su cuerpo, estaba sudando, sus nervios estaban al tope.

La castaña se había dado una idea de que su amiga Jennie volvió a recaer en su forma fría por culpa de Lisa, con lo visto la noche anterior se creó aquellos pensamientos dando como resultado preguntas como "¿desde cuándo Lalisa entra a la habitación de Jennie en la noche? ¿Siempre le hará eso? ¿La estaba manoseado?" Todo le provocó una migraña que al final quedó dormida.

La tailandesa al escuchar lo que la castaña le había pedido frunció el ceño con absoluto coraje, sus pupilas se tornaron más oscuras de lo que ya eran, la piel de la coreana se erizo al notar ese cambio en el rostro de la de sudadera roja, jamás había visto tal cosa, recordó que la castaña rojiza le dijo hace un tiempo sobre ello pero creyó que era una broma, eso hasta ahora.

Lisa comenzó a dar pasos hacia adelante, la coreana al notar que se aproximaba hacia ella fue retrocediendo con la mirada al suelo, pensaba en correr y llamar a alguien que lo ayudara pues las intenciones en Lisa no se veían para nada buenas, pero ¿y si lo alcanzaba antes de poder si quiera tomar el teléfono? Chocó con la barra de la cocina sacándolo de sus pensamientos.

la rubia avellana tomo con fuerza el mentón de la castaña entre sus dedos índice y pulgar, levanto el rostro de Jisoo haciendo que la mirara a los ojos.

-¿Acaso quieres tomar su lugar?- Le pregunto aun con el ceño fruncido y una sonrisa mientras su voz era más gruesa, esa combinación de expresiones más su tono en la pregunta aterraron a la mayor.

Le soltó la barbilla de manera brusca y salió de la cocina hecho una furia.

Jisoo intento controlar su respiración, su cuerpo estaba tieso, no podía mover un solo músculo, estaba pálida, sentía que todo le daba vueltas, su presión estaba bajando.

A como pudo llegó hasta el refrigerador, abrió la puerta y saco una lata de pepsi, la destapo para beber su contenido, poco a poco fue recuperándose pero aún estaba asustada.

¿Qué había pasado con Lisa? Ya no era la misma. Sus ojos, su forma de ser, ella había cambiado por completo, ahora estaba más que segura.

Pero, ¿Por qué? ¿Qué fue lo que le hizo cambiar de manera negativa?

Ella siempre fue tan alegre, bromista, se llevaba mal con Jennie pero de insultos o discusiones no habían pasado.

Jisoo guardo la mitad de su refresco, era la primera vez que no disfrutó de aquella bebida, no tenía ganas de seguir tomándola, su mente era un montón de cables difíciles de desenredar, a pesar de ser la peor idea, decidió esperar a que Rosé llegara a casa, le comentaría lo sucedido, después de todo era la más alta del grupo de amigas y con más probabilidades de calmar las cosas si se tornaban de color negro como los ojos de Lalisa Manobal.

Ocho de la noche, Jennie recién llegaba a casa después de perderse toda la tarde en un parque tratando de despejar su mente de aquellas paredes azules de su habitación que ahora le daban malos, muy malos recuerdos.

Al entrar a su cuarto se recostó en su, a pesar de todo, cómoda cama, cerró sus ojos dejándose llevar por el extraño silencio en aquel lugar.

Estaba cayendo en brazos de Morfeo cuando escuchó una puerta ser azotada, seguido unos fuertes pasos y la puerta de su habitación ser abierta con violencia.

Lisa tenía su ceño más que fruncido, su respirar era muy ruidoso, gruñía mientras lo hacía, tenía sus manos echas un puño muy apretado, venas resaltadas adornaban su cuerpo como parte de su frente, sus ojos rebelaban enojo, una furia que te daba a pensar en una muerte segura y dolorosa.

Jennie se levantó de golpe al verla entrar de esa manera, un miedo la apoderó enseguida, sentía un frío en su espalda y un pensamiento repentino en su mente le provocó unas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos en cualquier momento, su piel tomó un color más pálido, su labio temblaba levemente al ver como la tailandesa cerraba la puerta con seguro aproximándose a ella con las mismas pisadas retumbantes.

"Me va a matar, voy a morir"

Pesadilla. (Linnie G¡P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora