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Las cuatro chicas se encontraban en la mesa de la cocina ingiriendo sus respectivos almuerzos, el ambiente era demasiado tenso para una castaña y una  rubia pues el otro par permanecía en un silencio que las incomodaba.

Ambas chicas de playeras gris oscuro y roja, respectivamente, tenían heridas muy notorias que ponían en evidencia lo sucedido la noche anterior:

La castaña rojiza tenía partido el labio del lado derecho, una abertura al final de su ceja izquierda, la nariz levemente hinchada y en sus brazos varios moretones; mientras tanto la rubia avellana tenía morado debajo de su ojo izquierdo así como una abertura en su labio de ese mismo lado, un curita adornaba el puente de su nariz, sus brazos también portaban moretones, si no fuera porque llevaba una playera se vería la venda que cubría sus costillas las cuales estaban moradas por fuera y probablemente muy lastimadas por dentro.

Jennie se levantó para ir al refrigerador y sacar una fanta que correspondía a la neozelandesa pero por obvias razones no le diria nada, no iba a arriesgar su bello rostro solo por una lata de refresco.

Se volvió a sentar frente a la de fleco quien la miraba con ojos serios pero a su vez reflejaban tristeza. Lisa se sentia arrepentida, mal por la noche anterior y no solo físicamente, más que nada era moralmente.

La coreana seguía comiendo con la mirada fija en su plato, Jisoo miró a rosé, dándole a entender que se estaba cansando de aquel mutismo, ambas de manera coordinada fijaron su vista en la tailandesa quien al sentir sus miradas también dirigió la suya a las dos chicas a sus costados en la mesa.

Se tragaría su orgullo, no iba a dejar las cosas así, tenía que arreglarlo en primera porque ella había comenzado todo y en segunda porque no había ido a casa de sus amigas para pelear, mucho menos con Jennie, quería finalmente tener una amistad con ella, esa era una de las razones por las que había regresado a Corea.

La tailandesa estaba a punto de hablar pero jennie se levantó de repente llevando su plato vacío al lavatrastos, Lisa solo apretó los labios mientras escuchaba como Jennie lavaba y dejaba el plato en el lugar que correspondía.

Sin más se dio vuelta y se marchó con la lata de refresco a su habitación. La castaña estaba por hablarle para que arreglaran las cosas de una vez pero antes de articular palabra sintió una mano en su hombro que le impidió realizar tal acción.

-Déjala, más tarde hablare con ella.

Jisoo solo suspiró y se levantó de la mesa seguido de las otras dos chicas restantes.

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El Cuarteto yacían en el sofá mirando la televisión un programa sobre personas que van para encontrar pareja, algo patético según acordaron las de sudaderas verde, azul, morada y roja respectivamente.

Jennie y Lisa estaban en cada lado de aquel sillón siendo separadas por Jisoo y rosé quienes se ubicaban sentadas entre ellas. La castaña le dio un leve golpe con el pie a la de pecas como señal para levantarse y salir de aquel lugar dejando solas a La castaña rojiza y la chica del flequillo.

La tailandesa las siguió con la mirada hasta perderlas, antes de ello pudo notar la levantada de pulgar de parte la rubia y un movimiento de cabeza de la amante de Hello kitty indicando que aproveche ese momento para resolver el problema.

Lisa tragó grueso, se sentía nerviosa, no sabía cómo comenzar. Notó como la coreana se levantaba para también retirarse, algo que la tomó por sorpresa y solo hablo con lo que su interior le indicaba.

-Jennie, necesito hablar contigo, no te vayas.

La mencionada seguía su camino poniendo más nerviosa a la tomboy, haciéndola sentir que ya había fracasado, pero en su mente estaba que no podían quedar las cosas así.

-iJENNIE! Por favor escúchame.

La de sudadera azul estaba por cruzar la entrada de la sala, La tailandesa en desesperación se tomó sus cabellos de la nuca en puños y bajó la cabeza.

-¡Jennie lo siento, perdóname soy una idiota no quería pelear contigo, no vine aquí para eso!

Jennie al escuchar que lo dicho por el rubio avellano fue en un grito con tono de arrepentimiento, se asustó volteándose rápidamente hacia él.

-¡Lamento haberte agredido así ayer! No debí reaccionar de esa manera pero estaba preocupada porque no llegabas, todos lo estábamos. Antes de que llegaras vimos la imagen de unas tipas que había matado minutos antes. ¡¿Cómo crees que estábamos?! ¡Peor fue cuando una de ellas portaba una sudadera del mismo color a la que traes puesta!

Jennie quería decir algo pero no sabía que, solo consideraba que debía de hablar hasta que sintió un escalofrío en su cuello al ver unas lágrimas salir de los ojos del contrario, sus manos se cerraron en puños, apretó sus dientes y frunció levemente el ceño.

La tailandesa soltó su agarre de sus propios cabellos rubios para limpiarse sus lágrimas, miro a otro lado, no tenía el valor de ver a los ojos de la coreana, se sentía tonta.

Su mirada estaba combinada entre tristeza y enojo, como quien intenta aguantar las ganas de llorar, exactamente eso hacía.

Cuando finalmente jennie había ordenado sus palabras y estaba por decirlas lisa le gano.

-Solo responde...- Jennie quedó seria con sus manos apretando el borde de su sudadera -¿Me perdonas por los golpes de ayer?

El gesto de la coreana cambio a una de sorpresa pues no se esperaba las palabras que la tailandesa le estaba diciendo, ella siempre había sido insolente, en su vida cruzo por su mente que la tailandesa le fuese a pedir perdón por algo.

-Yo...- no podía dejar de ver esos ojos plateados de los cuales lágrimas caían como si de nubes se tratara y estuviera lloviendo

- Lisa, digamos.

La del flequillo puso una mueca de confusión al recibir tal respuesta cortante de la coreana.

-Y...

-Si Lisa, te perdono, solo ya... Deja de llorar.

-Gracias Jennie.

La de sudadera roja inconscientemente dio tres pasos dispuesta a abrazar a Jennie pero se detuvo en seco cuando reaccionó en lo que estaba a punto de hacer.

Jennie había notado las intenciones de la contraria pero no dijo nada, de hecho, si la hubiese abrazado estaba segura de que no sería tan malo como pensaba.

La tomboy se rasco la nuca nerviosa, le dedico una corta sonrisa a la de sudadera azul y salió de la sala con un leve tono rojizo en sus mejillas.

La coreana solo lo miró extrañado, le parecía raro el comportamiento de la tailandesa, muy diferente a cuando llego a casa, sus pupilas grises, los gestos amistosos y de arrepentimiento que mostró, la tomaron de sorpresa, todo.

No pensó mucho sobre esa situación y subió a su habitación, quería practicar un rato con su preciada oso de peluche llamada gomdeuki.

Pesadilla. (Linnie G¡P) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora