Capítulo 12

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Pov Joseph Descamps

Después de la celebración de Año Nuevo, nos enfrentamos al retorno a clases, un proceso que sinceramente detesto, especialmente después de las maravillosas vacaciones que acabamos de experimentar. Volver a la rutina resulta un recordatorio agridulce de la libertad efímera que disfrutamos durante ese tiempo especial. Aunque solo han pasado dos días desde que vi a Abigail, ya la extraño.

Fui a buscarla a su casa como era costumbre, y juntos nos dirigimos al liceo. Al llegar, nos despedimos, y rápidamente se unió a su amiga para dirigirse a clases. Aunque solo fueron dos días sin verla, la rutina diaria se vuelve más llevadera cuando comparto esos momentos con Abigail.

Cuando me reuní con mis amigos, me inteligente una sorpresa que no esperaba.

—Sabes, Descamps, tengo muy buenas noticias —habló Dupin.

—Habla.

—Traje una revista pornografía con la cual podremos sacar dinero.

—Explícate, no te entiendo.

—El plan es llevar esa revista al baño y que los chicos la usen, pero para hacerlo, tienen que pagarnos 40 centavos —explicó esta vez Vergoux .

—¿Y el dinero nos lo partiremos los tres por igual? —pregunté.

—Sí.

—Bueno, pues estoy dentro.

La verdad, eso me venía de maravilla. Con ese dinero que ganara, podría comprarle un regalo a Abigail. Podría pedírselo a mis padres, pero me preguntarán para qué quiero el dinero, y me da vergüenza decirles que es un regalo para Abigail.

Pasó una semana desde que iniciamos nuestro curioso negocio, y el resultado fue sorprendente. En total, durante esos cinco días, logramos reclutar 1000 centavos, gracias a la participación de 5 chicos cada día. Si hacemos un redondeo, a cada uno le tocó aproximadamente 333 centavos. La eficacia del plan superó nuestras expectativas y nos dejó a todos satisfechos con el éxito obtenido.

La tarde avanzaba, y con la llegada de la noche, nos reunimos nuevamente con la complicidad de nuestros amigos. Organizamos una reunión en casa de Lamaziere para repartir equitativamente las ganancias de nuestro peculiar negocio. La atmósfera estaba cargada de risas y camaradería mientras contábamos el dinero y discutíamos nuestros planes para el próximo día.

Después del inesperado éxito de nuestro ingenioso plan, la emoción flotaba en el aire. Con el dinero obtenido, mis pensamientos se dirigieron a Abigail y a la idea de elegirle el regalo perfecto. Decidí explorar las tiendas locales en busca de algo especial. Aunque la selección era limitada, finalmente encontré un pequeño objeto que pensé que le encantaría. Guardé el regalo con cuidado, ansioso por sorprenderla.

Con la suma de dinero que gané con ese peculiar negocio y algunos ahorros que tenía, me sentía más confiado para acercarme a Abigail y mostrarle que estaba dispuesto a hacer cosas especiales por ella. Sin embargo, era consciente de la necesidad de mantener un equilibrio para no revelar demasiado pronto mis sentimientos.

Al día siguiente, durante el trayecto hacia la escuela, decidí dar el siguiente paso.

—Oye, Abigail, ¿alguna vez has pensado en ir al cine después de clases? —le propuse, intentando sonar casual.

Ella me miró con sorpresa, pero finalmente sonrió y aceptó la invitación. La idea de pasar tiempo juntos fuera del entorno escolar añadía un nuevo matiz a nuestra relación, y estaba decidido a que esta salida fuera un paso más hacia el acercamiento entre nosotros.

La tarde siguiente, después de las clases, Abigail y yo nos dirigimos hacia el centro del pequeño pueblo. Los cines de la época se alzaban como la opción perfecta para nuestra salida, brindándonos la oportunidad de compartir una experiencia más allá de las paredes escolares.

A medida que nos acercábamos al cine, la expectación crecía en el aire. Elegimos una película que parecía interesante, y mientras esperábamos la función, compartimos risas y conversaciones. Aunque mi mente estaba llena de pensamientos sobre el regalo que le había preparado a Abigail, decidí guardar la sorpresa para más adelante.

El momento de entrar al cine llegó, y encontramos nuestros asientos en la oscuridad de la sala. La película nos envolvió, y durante ese tiempo, nos olvidamos del mundo exterior, sumergiéndonos en la magia del cine.

Al salir del cine, la noche había caído por completo. Aproveché la ocasión para llevar a Abigail a un lugar tranquilo y apartado, similar al rincón donde nos habíamos besado en más de una ocasión. La atmósfera era diferente, pero la complicidad entre nosotros seguía presente.

—Abigail, quería darte algo especial —le dije, sacando con cuidado el regalo envuelto.

Sus ojos se iluminaron de sorpresa y curiosidad mientras abría el paquete. Era un pequeño broche con un diseño delicado que pensé que podría gustarle. La expresión en su rostro indicaba que le había acertado.

—Joseph, es hermoso, ¿cómo supiste que me gustaría? —preguntó, con una sonrisa que iluminó la noche.

—Solo intuí que sería algo que te podría gustar —respondí, tratando de mantener la modestia.

Continuamos caminando y conversando, compartiendo risas y descubriendo más sobre nuestros gustos y aspiraciones. La conexión entre nosotros se fortalecía con cada paso, y la complicidad se volvía más profunda.

Mientras la noche avanzaba, nos despedimos con la promesa de más salidas y momentos especiales.

Nota: cálculo que quedan 5 capítulos para terminar esta historia.

Insta-love  ( Mixte; Joseph descamps )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora