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ISADORA SE ENCONTRÓ en un misterio de amanecer. No recordaba cómo o cuándo, pero al abrir los ojos, se encontró en la mansión Greengass.
A su lado, Astoria dormía plácidamente, con Daphne en la cama contigua. La Malfoy, comenzó a explorar la habitación con su mirada, comparándola con su habitación en la Mansión Malfoy. Notó que la mansión Greengass, a diferencia de su hogar, estaba bañada en colores más vivos. El dormitorio de las hermanas estaba empapado en un celeste pastel, acentuado con toques elegantes de blanco.
Tras transcurrir treinta minutos sin que Astoria o Daphne mostraran signos de despertar, Isadora decidió emprender una exploración por la mansión.
Al abandonar la serenidad del dormitorio, se encontró inmediatamente sumergida en la elegancia de la mansión Greengass. Cada rincón de la extensa propiedad estaba impregnado de un blanco puro y sofisticado, realzado por toques de dorado que añadían un aire de opulencia. La mansión, en su silencioso resplandor, parecía un lienzo en blanco salpicado de dorados pincelazos.
Isadora fue a la cocina y se encontró con la pequeña elfa doméstica de los Greengass que estaba cocinando.
—¡Ah! Usted debe ser la Señorita Malfoy.—Isadora se encontró en un misterio de amanecer. No recordaba cómo o cuándo, pero al abrir los ojos, se encontró en la mansión Greengass.
