El Deseo Es Una Persona -(Checlerc)

El encuentro

Max Verstappen era llamado por muchos el hijo pródigo.

Con un sinfín de expectativas puestas sobre sus hombros, Max entendió desde joven que tenía que hacer de todo para cumplir con todas y cada una de ellas, pero más importante aún, debía de cumplir las de su padre.

Jos Verstappen era un tipo duro, exigente y muy pero muy explosivo si las cosas no salían como él quería, Max lo sabía mejor que nadie.

Por eso, cuando Max le contó que estaría a cargo de la organización de la cena de fin de año, no pudo evitar recibir una advertencia de su padre, diciendo que esperaba que todo saliera perfecto.

Si bien Max desde hace tiempo había dejado de depender de él para abrir su propio negocio junto a sus dos amigos Charles y Carlos, Max no dejaba de estar bajo la estricta atención de su padre..

Así que esa noche en especial, todo debía de salir perfecto.

Max tenía que demostrarle a su padre porque era su digno heredero.

Sin embargo, todos sus planes de fueron al carajo cuando recibió una llamada solo para darle el maldito aviso de que uno de los músicos no iba a llegar a tiempo, y lo hubiera podido solucionar a la perfección si hubiera sido el violinista, o tal vez el tipo del saxofón, pero no el del piano.

Ese jodido músico le iba a joder la noche si no se presentaba.

Así que en un murmurllo más allá de la furia, Max solto a través de la via telefónica:

—Les voy a joder la maldita reputación si no traes tu estúpido trasero aquí, ¿Entiendes?

—Lo sentimos mucho, señor Verstappen, pero el pianista se fracturó la mano ayer durante un choque y ahora mismo se encuentra en reposo, es imposible que asista.

—Pues entonces envíen otro.

—Todos están ocupados en eventos.

—¡Carajo, solo envíen a alguien!

—No tenemos a nadie.

Frustrado, Max apretó los dientes y tiro de su cabello con la mano que tenía libre.

—Entonces prepárense para una demanda por incumplimiento de contrato.

—No, espere...

Sin darle oportunidad de terminar, colgó la llamada mientras apretaba el pequeño aparato en su mano, recibiendo un crujido de su parte que en ese momento le importo muy poco.

Estaba jodido.

Claro que lo estaba.

Lo único que podía hacer ahora era rogar que su padre no se diera cuenta y luego...

—¿Que sucede?

La voz dura de su padre lo hizo sobresaltarse sobre su sitio, dándose la vuelta para encontrarse con su imponente figura.

—Ah... No... Nada, todo está bien.

Su padre arqueo una ceja, para nada convencido.

—Crei haberte escuchado discutir por teléfono —dijo, cruzando sus brazos —. De hecho, creo que varios más también te escucharon hacerlo. ¿Por qué carajos haces esas cosas en este lugar? Métete al menos al jodido baño.

Max miro la puerta que conducía a los baños de hombres mientras tragaba hondo.

Estaba definitivamente jodido.

Sin más opciones, Max suspiro.

—El pianista no podrá venir, tuvo un contratiempo —admitió, bajando la mirada.