Capítulo III.

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  —Kabuki, es muy fácil

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  —Kabuki, es muy fácil. ¡Agarra al pez con la mano!

  —¡Pero se escapa!

  —¡Se escapa porque no lo agarras bien!

  ¿Acaso fue buena idea enseñarle a pescar?

  Todo se remonta hace unas horas atrás. Los infantes tuvieron la magnífica idea de zambullirse al mar para refrescarse. El agua estaba heladísima pero no significaba riesgo alguno. Marella no quiere lidiar con padres enfadados por sus hijos. Ha visto en primer plano, sin ser partícipe, de un escándalo protagonizado por una madre de familia molestisima cuando se enteró que su hijo salió lastimado por otro humano. Si hay algo que afirma es que a quien deben temer es a una madre molesta. Ellas son capaces de dar hasta la vida por sus hijos. De hecho, recuerda una pintura donde se muestra a una ama de casa cocinando en la olla un órgano, teniendo el pecho vacío. Simboliza el corazón, aquel órgano vital de todo ser vivo. Tras suyo están sus hijos esperando la comida. El mensaje oculto es que una madre sacrifica hasta el corazón con tal de que sus hijos sobrevivan.

  Comenzó cuando Shoji, recuperado de la rodilla, decidió meterse al agua. A veces piensa que el ser humano es como un ganado. Esto se debe a que, cuando alguien suelta una palabrería que uses convincente, el resto sigue dicha ideología. El ganado sigue a su líder, lo mismo ocurre con los grupos sociales o partidos políticos. Aquellos que van contra la corriente son los exiliados, "desquiciados", "ignorantes". Relaciona el hecho de que Shoji comenzó a nadar con la actualidad. El resto de niños quisieron unirse y así acabaron empapados de pies a cabeza. Las aguas heladas son comunes en la nación del trueno, por lo que no le sorprende escuchar quejas de los pequeños. Sin embargo, cuando uno descubrió a un pez merodeando cerca de la orilla, uno de los infantes quiso atraparlo. Se le escapó por obvias razones.

  Y es por eso que ahora está enseñando cómo pescar sin necesidad de una caña.

  —Es sencillo. Sujetas al dichoso pez como si no quisieras que se te escape y listo. —dice la chica. No se metió al agua debido a la yukata. Por otra parte, Kabukimono no tuvo reparo en meterse al mar. —Luego lo tiras a la cubeta y dejas que se muera por estar fuera del agua. Pero antes de eso, si es una presa pequeña, no seas tan cruel y la dejas vivir.

  —¿Eh? ¿Y por qué? —Uno de los pequeños aparece. Muestra una cubeta con agua donde están nadando varios peces koi.

  —Una especie necesita sobrevivir. Una cría debe ser liberada. Puedes ir por la madre, jamás por el hijo. De ese modo crecerá, tendrá su familia y, cuando llegue el momento, será cazado. Si vamos por las crías y madres, ¿acaso la especie no desaparecerá? —pregunta.

  Tiene sentido. En el mundo animal es vital mantener a las crías con vida. Aquellos sucesores de un linaje de siglos evolutivos deben continuar con vida a pesar de todo. Es el futuro de la raza. Si estos terminan por ser asesinados, al igual que las madre, ¿cómo podrán sobrevivir? ¿Seguirán en este plano? Imposible. Marella sostiene la cubeta. Camina por la playa hasta la orilla, el agua hace cosquillas en sus dedos. Es ahí donde libera a los peces koi para que sigan libres.

moral of the story | scaramouche. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora