Capítulo 9 - Solo Somos Amigas

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Alicia

Nunca he sido de creer en estas cosas del destino, al contrario siempre he sido muy práctica, no me dejo guiar por cosas tan subjetivas, pero fue demasiado. Primero en el café, luego descubro que ella es mi maestra, y la historia con Alberto, ese lío con Andrés y ahora esto. Raquel Murillo me persigue... o yo la persigo, no lo sé. El caso es que el universo se empeña en unirnos, solo que no entiendo con qué propósito, en mi caso diría un muy bueno no es.

Vengo a esta heladería todos los sábados por la tarde, porque está muy cerca y me trae muy buenos recuerdos, nunca pensé en encontrarla aquí. Pero tengo que confesar que entre todos estos encuentros inesperados este fue el más gratificante, pude pasar horas hablando con Mariví y Paula, ellas parecían disfrutar molestando a Raquel tanto como yo, simplemente encantadoras.

Realmente no esperaba que Mariví sugiriera que yo fuera tras Raquel, yo iría de todos modos, pero no quería ser tan obvia frente a ellas dos. ¿La inspectora alguna vez habló de mí? Ni siquiera sé por qué me pregunto esto, después de todo mi interés en ella es meramente... sexual, por así decirlo.

No encuentro a Raquel cuando entro al baño, supongo que está en uno de los cubículos. Me retoco el labial frente al espejo, abriendo un poco más el escote, creo que no invita lo suficiente, con Murillo las cosas deben ser muy exageradas o simplemente no pasará nada.

Finalmente escucho una de las puertas abrirse, ella parecía un poco incómoda con mi presencia.

-Alicia. ¿Que viniste a hacer aquí?

- Tu madre necesitaba ir a hablar con una amiga y yo aproveché para venir a retocarme el labial. Además, dijiste que querías hablar conmigo.

- Este no es el lugar más adecuado. – dice dirigiéndose hacia la puerta, pero la detengo empujando sutilmente su pecho.

- Creo que es el lugar perfecto. – Voy hacia la puerta y la cierro. – Tenemos más... privacidad. ¿No te parece?

- ¡Nol! – responde nerviosa. – Prefiero hablar contigo en público.

- En público no puedo mostrarte lo que quiero. – digo acercándome a ella.

- ¿Y qué quieres mostrarme?

- Eso. – Abro todos los botones de mi camisa, sabiendo que eso la dejaría sin responder. Tomo su mano y la coloco sobre mi pecho.

- Aprietalo. – Le ordeno y ella lo hace, ¡me encanta! ¿Sería tan sumisa en la cama? - ¿Qué sientes?

- ¿Pero qué es lo que haces? – dice un poco confundida, sus ojos no parecen enfocarse correctamente, pero aun así hace lo que le digo.

- Lo que tus ojos me pidieron que hiciera toda la tarde. – Llevo su otra mano a mi otro pecho sin que yo se lo pida, ella lo aprieta, sin querer, se me escapa un gemido, sus ojos eran cristalinos como si estuviera borracha o perdiera la noción de las cosas a su alrededor, solo estabamos un a unos centímetros una dela otra y ella masajeó mis senos magistralmente como si ya lo hubiera hecho antes, me cuesta mucho creer que nunca había tenido relaciones sexuales con una mujer. – Está bien... ahora sabes lo que se siente al tocar los senos de otra mujer. – Quito sus manos de mis senos en contra de mi voluntad, quería que ella actuara al menos una vez.

- ¿Por que me haces eso? – me pregunta con la voz visiblemente alterada.

- Porque... ahora somos amigas. Las amigos se ayudan y comprenden las necesidades una de la otra. – Intento sonar indiferente, pero la verdad es que ya estaba muy cachonda.

- No somos amigas, Alicia. Ni lo seremos nunca. – se enojó mucho incluso con mis palabras. – Las amigas no hacen lo que tú acabas de hacer.

- Vaya Raquel, necesitas mejores amistades. Escucha lo que te estoy diciendo. Pero como no quieres ser mi amiga, me voy. – digo cínicamente, a punto de abrir la puerta, pero siento que ella tira de mí con fuerza por el cuello de mi camisa y luego el impacto de la pared contra mi espalda. Ella me mira y me cuesta leer su mirada, era la segunda vez que pasaba y no sabía si íbamos a follar o si ella me iba a pegar. Ella sostiene mi cuello con fuerza, sus ojos cafés me miraron con intensidad, podría jurar que quería besarme, que tenía muchas ganas, pasó la lengua por los labios. Si ella me dejara como el otro, me volvería loco.

Dark Side (Ralicia)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora