Raquel
Los últimos días han sido... peculiares. Después de la promesa que me hizo Alicia de portarse bien como mi alumna y compañera de trabajo, debo decir que la ha cumplido, incluso más de lo que me hubiera gustado. Nuestro acercamiento era inevitable y por más que ella insista en decir que no somos amigas, nos guste o no, en eso nos habíamos convertido... creo. Almorzábamos juntas, a veces en compañía de Ángel, nos quedábamos juntas fuera del horario laboral tratando de encontrar puntos cruciales en algún caso importante y siempre terminábamos en horas y horas de conversación, con ella el tiempo pasaba rápido, siempre tenía algo inteligente para decir, trabajamos tan bien como equipo. En la universidad la situación no fue muy diferente, participaba activamente en mis clases, me dio sus mejores trabajos e incluso publicamos un artículo juntas, uno de los mejores que he publicado.
Así pasaron cerca de dos meses, dos meses sin sentir los labios de Alicia contra los míos, sin sus burlas, sin poder oler de cerca su extraño olor a cereza y avellana, sin sus arrebatos ni sus miradas desgarradoras. La verdad es que ha sido una tortura, más cuando se inspira y se pone un escote más grande, o algo más ajustado, y últimamente se ha inspirado bastante, sobre todo después de que decidimos tomar esta relación con madurez y respeto. Me pregunto si ella lo extraña tanto como yo.
La llamaba tanto en mis pensamientos que la vi en uno de los pasillos de la universidad, estaba acompañada de un chico alto y muy guapo. Estaba a punto de acercarme a saludar cuando la pelirroja jaló al joven por el cuello de su camisa y le dio un beso, no un beso de amigos, ni de novios, un beso descarado que considero indecente para los pasillos de una institución respetable.. Alicia prácticamente se estaba tragando al hombre. Un beso en público como mucho me causaría vergüenza, mirando hacia otro lado para darle privacidad a la pareja, pero en esta situación mis ojos estaban fijos en un solo punto. Tan fijos que en un momento juro que la vi mirándome sin parar y luego morder el labio inferior de el y poner fin a esa broma, consiganse un motel y ya. Salgo con pasos apresurados intentando borrar de mi mente las imágenes anteriores.
...
Mi maldito auto decide no funcionar ahora mismo. ¡¡Que suerte!! Pagué una fortuna por un Ecosport para no tener este tipo de problema. Saqué mi furia en el volante cuando escuché unos golpecitos en la ventanilla. Respiro profundo. Abro la ventana con una sonrisa falsa.
- Sólo vine a ver si necesitabas ayuda. Parecías nerviosa. – me ayudaría mucho si desapareciera de mi vista para siempre.
- No gracias. – Salgo del auto. – Está bien, sólo necesito revisar el motor. – Abro el capó y empieza a salir humo. ¡¡¡Mierda!!!
- Creo que vas a necesitar que te lleven.
- Voy a llamar a un Uber, y llamaré a alguien para que venga a sacar esta mierda de aquí.
- Puedo llevarte sin ningún problema.
- No quiero molestar.
- Sabes que no molestas. Vamos. – Que Alicia sea educada nunca me irritó tanto.
- ¿Tu novio no está esperando? – pregunto sin pensar mucho.
- ¿Que? – Se da vuelta y se ríe burlonamente. - ¿De qué estás hablando?
- No te hagas, hmm. – Intento sonar juguetón. – Te vi a ti y a un chico coqueteando.
- ¿Coqueteando? - se rio – Eres muy graciosa. Ya vamonos Raquel. – Me subo a su auto de mala gana, y no puedo evitar notar que era un auto diferente al de la última vez, de hecho era imposible no notar la diferencia entre un Audi negro y un Mercedes clase G.
- ¿Entonces ustedes no son novios?
- Claro que no. – eso me alivia.
- Sólo estamos teniendo sexo. – Me ahogo con mi propia saliva y empiezo a sonrojarme. –
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Dark Side (Ralicia)
FanfictionComo se viste el diablo? Raquel tenía certeza que suele usar tacones Louboutin de color rojo y blusa de seda blanca Valentino. Raquel Murilllo es una mujer de quarenta años recién divorciada, una de las inspectoras con más experiencia de Madrid y ac...