Al terminar de escuchar las normas de la casa, a que habitaciones no podía entrar y horarios en los que podría consultar dudas con los propietarios, es decir Natasha y Alexandre. Dimos por terminada la conversación y nos levantamos los tres del sofá.
Le ofrecí un apretón de manos a Natasha y por último hice lo mismo con Alexandre, que me miró un poco asombrado, ya que yo daba a entender que su presencia no me intimidaba. Pero aquello era todo una tapadera.
Me despedí del matrimonio y acto seguido me despedí también de Nicole.
-Cuando necesites escríbeme Nicole- dije en modo de despedida. Me dirigí a la puerta y salí.
Mientras me dirigía al coche, pude notar otra vez esa mirada intimidante acechando mi cuerpo, mi ser.
Me giré disimuladamente y ahí se encontraba Alexandre. Podía verle tras un gran ventanal que había en la zona alta de la mansión.
Al verme, Alexandre, dio media vuelta y desapareció entre los hermosos reflejos de aquellas cristaleras.
Volví a mi departamento de la organización y el resto del día transcurrió como siempre.
El jefe me preguntó que tal fue el primer contacto con la familia Hidalgo, le conté muy poca información. Que decidieron aceptarme como el profesor de artes de Nicole y que tenían varias normas que tenía que cumplir dentro de la mansión. Tampoco quise entrar en mucho detalle, ya que normalmente suelo guardarme cierta información para mi propio beneficio.
Al día siguiente cuando me levanté, tenía un mensaje de Nicole. Quería que nos viésemos hoy mismo por la tarde, sobre las siete y media.
-Ahí estaré- respondí.
Como todas las mañanas, salí a correr unos kilómetros. El aire de la mañana siempre me viene bien para despejar la mente. Cuando terminé de correr, volví y me fui directo al gimnasio. Hoy me tocaba pecho y espalda, así que procedí con mi rutina de ejercicios. Después de varias series y ejercicios, ya empezaba a notar que mi cuerpo me estaba pidiendo un descanso, por lo tanto, decidí terminar por hoy. Al salir del gimnasio, identifiqué a un chico de una de las bandas enemigas, pero tampoco le presté mucha atención. Me encontraba bastante cansado y sudado. Me dirigí a la salida y fui directo al parking. Antes de que pudiera sacar las llaves, recibí un fuerte golpe en la mejilla. Sin inmutarme, me giré y ahí estaba él, Jean.
Jean es un mantenido. Sus padres le dan todos los caprichos que quiere, y teniendo en cuenta que es de banda enemiga, no me convenía tener una pelea teniendo en cuenta que en 1 hora tendría que estar en la mansión de los Hidalgo. Jean pertenecía a la banda centenaria. Se hacían llamar centenarios. En cambio, la organización en la que me encontraba nos hacíamos conocer como cuervos dementores.
Mi paciencia poco a poco se agotaba mientras esquivaba los puñetazos que me tiraba Jean. Finalmente me harté y gracias a mis conocimientos de artes marciales, le di un calmante en la sien y cayó desplomado al suelo. No soy el mejor de la organización en cuanto a peleas, pero normalmente me las puedo apañar. Por imbéciles como Jean mi ego crece de vez en cuando, ya que es sencillo deshacerse de ellos. El problema viene cuando la banda contraria decide atacar de vuelta. Aquí todo se basa en respeto y lealtad. Soy una persona muy abierta de mente en muchos aspectos, pero como falles uno de esos dos requisitos conmigo, o con mi banda, probablemente alguien acabe muy mal parado.
Rápidamente saqué las llaves de mi bolsillo y me introduje dentro de mi Subaru Impreza. Arranqué quemando rueda y salí del parking haciendo drift. Al salir pisé a fondo el acelerador y me dirigí lo más rápido que pude a mi departamento para ducharme.
Después de haberme duchado y ponerme algo de ropa volví al coche y fui directo a la casa de los Hidalgo. Por el camino me puse a hacer drift en algunas de las curvas que había antes de llegar a la mansión para sentir la adrenalina e intentar evadirme de lo que pasó en el parking. Gracias a mis conocimientos de conducción, logré llegar 5 minutos antes de lo acordado.
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EL PELIGRO DEFIENDE (+18)
Teen FictionUna familia multimillonaria contrata a Mat para darle clases a su hija. ¿Será Mat capaz de proteger su tapadera? Mat se verá envuelto tanto en situaciones tensas, calientes, vergonzosas e incluso intimidantes.