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ivo

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ivo.

Salimos con Tomi del colegio después de una dura mañana (dos horas soportando a la de matemáticas) y procedimos a esperar a Aixa que le encanta salir después que todo el bendito mundo.

—Hola. —Joaquín procedió a acercarse y me puse nervioso otra vez. Toda la mañana se la pasó hablando con Aixa de muchas cosas y con Tomi también, yo no pude agregar nada por lo inquieto que me sentía.

Mi respectivo amigo retrocedió haciéndose el boludo y me dejó a mí hablando con el castaño.

—¿Podes darme tu instagram? Así, si no es mucho pedirte, ¿me pasas lo de historia?. —preguntó haciendo una mueca pequeña con sus labios. —Porque no quiero desaprobar ese examen. —un tipo de traje negro se acercó a nosotros, también llevaba anteojos de sol y su mala cara me asustó. Tragué duro y le asentí al castaño.

—Señor, su madre lo espera en la Embajada. —habló serio y duro. Todo el bendito mundo se dio vuelta a mirar a Joaquín que seguía frente a mí.

Bufó y lo ignoró. Su reacción me sorprendió y no pude evitar pensar: «¿pero qué tan poco le importa ser tan importante?». Creo que no lo entiendo porque no soy un millonario como él y debe estar acostumbrado a que todo el mundo volteé a verlo... Pero, ¡wow!

—Un segundo. —contestó y ni lo miró a, quien supongo, es su chófer. —Perdón. —murmuró y negué. Giré a mirar a Tomás y ya estaba con Aixa. Ambos me observaban como extras en películas de Hollywood.

El ojiverde que estaba frente a mí, me dio su iPhone y procedí a buscarme a mí mismo en instagram. Una vez le mostré mi perfil, me empezó a seguir y me puse bastante nervioso, troné mi dedos y se alejó de a poco.

—Gracias. Adiós. —saludó con la mano y una sonrisa maravillosa, y nosotros tres actuamos igual. Una vez se fue, Tomi empezó a emocionarse como nenito de cinco años.

—¡¿Qué te dijo?! ¿Te pidio tu ig? ¡Que emoción! ¡¿Le vas a hablar?! —me tomó fuerte de ambos brazos y lo miré rarísimo. Creo que me empieza a preocupar su estupidez.

—¿Por qué tanto afán? ¿Te gusta? —Aixa lo pellizcó rápido y me soltó. Se quejó y nos reímos, luego empezamos a caminar en dirección a la casa de ella.

—Me parece lindo, nada más. —le aclaré y acomodé mi mochila. Por un segundo, pateé una piedrita de la calle y suspiré. —Me pidió el instagram para pasarle lo de historia, nada más. Molesto. —miré mal al enano a mi izquierda y se cruzó de brazos.

—Que negativo. —se acercó a mi rostro y me sacó la lengua enojado. Yo me acerqué al suyo e hice lo mismo.

—¡Ay! Por Dios. Son dos chiquilines. —Aixa se enfadó y se puso en medio de ambos para separarnos. —Que lindo, porque si empiezan a hablar quizás haya química. —cambió la conversación de nuevo y me sonrió. Yo elevé mis hombros.

𝙢𝙖𝙠𝙩𝙪𝙗 - 𝘬𝘢𝘺𝘯𝘦𝘢 - 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘥𝘢.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora