En medio del desierto

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*Narra Cassandra*: 

Una vez que empecé el largo viaje, estába tan emocionada que no pensé en parar ni un momento, y sin darme cuenta le exigí un poco a Fidella; tuvimos que parar a descansar un día entero, me siento mal por eso, pero también siento las ansias de ver a mi Var.

Ya ha pasado un año desde que emprendí el viaje, ¿Que por qué me he tardado tanto?, Bueno digamos que Agrabah no es muy visitado que digamos, por ende no muchos saben dónde se encuentra, tuve que hacer varias paradas en diferentes reinos y pueblos que estaban de paso para preguntar por Agrabah, sin mucho éxito que digamos, así que compré una brújula para poder seguir el camino hasta el Oriente, pues parecía ser la única manera de llegar a Agrabah; pasé por muchos lugares, y tuve que quedarme en ellos varias veces, les ayudaba con algunos problemas, y a veces trabajaba para tener suficiente dinero para tener comida para Fidella, Búho y yo obviamente.

Ya estaba algo cansada, Fidella ya no daba más, nos encontrábamos en medio del desierto de Arabia, donde son noche y día por igual, inmenso calor, no he visto algo peor, todo puede pasar, en noches así, bajo la luna fiel, muy listo hay que ser, para no caer al desierto cruel. Creí ver un oasis, tenía tanta sed, se había acabado el agua; así que con Fidella llegamos hasta el "oasis", vaya desilusión nos llevamos, se trataba de un espejismo, avanzamos otro tramo, y pudimos divisar un pequeño pueblo a lo lejos, a pesar de poder verlo, se notaba distante, no aguantaríamos llegar antes del anochecer, y aquí el desierto, no tener un lugar para dormir es peligroso, pues lo de menos sería avanzar otro poco y dormir por ahí, pero no puedes fiarte; no sabías si de la dorada arena saldría alguna una cobra venenosa; decidimos avanzar lo más que pudiéramos, monté en Fidella hasta que ella ya casi no podía, me bajé de ella, tomándola por las riendas y a pesar de estar algo aturdidos por el calor intentamos avanzar otro tramo. Nos encontramos al parecer a poco más de 30 metros del pueblo, pero entonces Fidella se sentó en la arena, la miré preocupada, ella respiraba con dificultad, Búho subió a mi hombro con la poca fuerza que le quedaba y decidí intentar caminar para pedir ayuda, pero al cabo de unos pasos, me desplomé y caí en la suave pero ardiente arena entre cerrando los ojos, estando ya empapada en sudor. 

Pasó un rato y sentí cómo alguien me daba un poco de agua, apenas pude divisar que se trataba de un hombre, él mismo me subió a un camello que tenía como una especie de pequeña tienda de campaña, intenté identificar qué hacía, ví qué le daba agua a Búho y Fidella, la cuál en poco tiempo logró ponerse de pie, llegué a pensar que aquél hombre podría ser mi Var...

-Var...?

???: Shhh, tranquila estarás bien

Ya no aguantaba más, cerré los ojos con cansancio. Al cabo de un par de horas, desperté, miré a mi alrededor, noté que me encontraba en una casa de piedra, y que estaba acostada en una cama, voltee a todos lados intentando encontrar a quien me había salvado la vida, sí, en efecto era un hombre, se encontraba de espaldas y en la cabeza tenía un turbante, así que no pude distinguirlo del todo; deseaba con todas mis fuerzas que fuera Var, pero solo había una forma de averiguarlo, llamar su atención.

-¿Dónde estoy? (Pregunté)

???: Oh, ya despertaste, te encuentras en Arabia, claro (Dijo volteando la vista a mi dirección)

Se trataba de un hombre joven, que parecía de unos 27 años de edad, algo alto, tez morena clara, tenía ojos café tan obscuro qué casi parecían color negro, cabello negro un poco rizado que le llegaba arriba de la oreja.

Dulces Respuestas para VarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora