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Narradora

En cuanto Edward llegó a su hogar pudo ver el fuego extenderse por todo el lugar.

No había gritos, solo silencio.

— ¿Edward? –cuestionó una voz, miro hacia los árboles pudiendo ver Jasper y dos árboles más a la derecha estaba Rosalie, Emmett y Carlisle.

El cobrizo se dejó caer en la tierra, los demás no tardaron en acompañarlo.

— ¿Esme y Alice? –cuestionó sabiendo la respuesta.

Minutos después llegaron los lobos que miraron la escena.

— Hay que irnos, Edward, ya no hay nada que nos retenga en Forks –dijo Carlisle, se notaba que estaba triste, pero no valía la pena derrumbarse.

— No, vayan ustedes, yo...

— Tú nada, esto es lo que hacemos –interrumpió y lo levantó para que comenzara a caminar.

— No lo entiendes Carlisle, no me puedo ir.

Los otros tres lo vieron comprensivos pero el mayor simplemente negó.

— Si nos quedamos, harán preguntas, no podemos decir que una loca mato a Esme y Alice y que incendio el lugar mientras peleamos adentro.

Los lobos se mantenían alejados, solo escuchaban y retenían a Jacob.

— Tiene razón Ed, no podemos, es mejor que piensen que todos estamos muertos –hablo Rosalie a lo que el cobrizo negó.

— Vayanse, yo tengo una cuartada, no sabrán si se o no lo que pasó.

Los cuatro asintieron a lo que Edward se despidió y los vio marcharse, solo segundos después los lobos lo acompañaron ya en su forma humana y con algo de ropa puesta.

— ¿Porqué no te fuiste con ellos? –cuestiono Jacob al momento de estar a su lado.

— Aún tengo cosas que hacer aquí –murmuro antes de sacar su teléfono y llamar al 911 para que acudieran a apagar el incendio.

— Puedes quedarte en la reserva –le propuso Embry con una pequeña sonrisa.

— Gracias, pero el sol solo me expondría, me quedaré en el bosque –dijo pero Jacob de inmediato negó.

— Te quedarás conmigo y no pienso discutir eso.

Edward solo asintió y dejo que lo abrazara y consolara.

Cuando las autoridades aparecieron minutos después y apagaron el incendio, Edward se fue junto a la manada que se mantenía en silencio hasta que llegaron a la reserva.

— Te prestaré algo de ropa, intuyo que eres de mi talla.

Edward solo asintió a lo dicho por Jared que era unos centímetros más bajo que él, pero agradecía su amabilidad.

— Mañana pasaré por ustedes, aún debemos declarar –dijo Sam para después despedirse e ir adónde Emily.

— Jared irá a tu casa más tarde Jake, vayan por mientras para que te instales Edward –les dijo Embry para luego alejarse en dirección a dónde Jared fue.

— Hasta mañana chicos –se despidieron Paul y Quil a dúo antes de alejarse.

— Vamos –susurró Jacob a lo que Edward lo miro por unos segundos antes de asentí.

Jacob tomo su mano y lo comenzó a guiar.

— Casi nunca le decía mamá o cuánto la quería, igual con Alice, nunca le dije que era mi hermana favorita.

Jacob apretó un poco más su agarre en su mano y se acercó más a él sin dejar de caminar.

Cuando llegaron a la cabaña de madera roja.

— No es muy grande, pero es mi hogar –murmuró Jacob a lo que Edward observó el lugar por unos segundos antes de simplemente recargar su cabeza en el hombro del menor.

Entraron y el silencio era evidente, al menos nadie les cuestionaría nada ya que Billy se escuchaba con una respiración tranquila, lo que indicaba que ya dormía.

— Te prepararé la habitación que solía ser de mis hermanas –murmuró Jacob a lo que Edward negó.

— Yo no duermo y no me molestaría en preparar una habitación, puedo dormir contigo, ¿si quiere?

Jacob algo dudoso asintió y lo guío, la cama no estaba arreglada y había ropa tirada por todos lados.

— Lo siento, yo...

— Está bien, supongo que así solía tener mi habitación hace décadas –murmuro antes de ir a la cama y sentarse.

Jacob estaba más que avergonzado y se le notaba levemente pero los rápidos pensamientos que gritaban su mente mantenían entretenido a Edward como para no darse cuenta que en una de las esquinas habían unas casetas que parecían chicharrón.

— Mejor ven, ya es noche y necesitas descansar.

Jacob asintió aún apenado, se quitó los zapatos al igual que la camisa, Edward por su parte se quitó los zapatos y se acomodo junto a la ventana después de meterse bajo las cobijas.

— ¿No te molesta que...

— Es tu casa y tu cama, Jake, además solo quiero que me abraces, por favor.

El menor asintió y se metió bajo las cobijas, lo abrazo y acaricio su cabello mientras le recordaba que el lo cuidaría.

Edward por su parte solo cerro los ojos y aunque quería llorar no podía, solo emitía pequeños sollozos que se perdían tan rápido como salían.

Horas después Edward dejo de sollozar y se permitió acomodarse mejor, ahora ya no miraba hacia la ventana, tenía oculto su rostro en el pecho del menor que mantenía sus ojos cerrados, pero despierto.

— ¿Jacob? –susurró pudiendo sentir como el mencionado se estremece, pero supuso que fue porque su aliento helado choco contra su piel cálida.

— ¿Si? –susurro en respuesta.

— No quise irme con ellos porque se que si lo hago no volveré, al menos no en mucho tiempo –dijo separándose un poco de él para verlo a los ojos, pero el menor los mantenía cerrados.

— ¿Es por Bella? –cuestionó al tiempo que lo acercaba mas a su cuerpo.

Edward lo pensó por un segundo antes de negar y levantarse un poco para verlo bien.

— ¿Porqué me besaste? –susurró la pregunta provocando que al fin Jacob abriera los ojos.

— ¿Eso importa? –cuestionó sin dejar de verlo.

— Si, claro que sí, por eso me quedé.

Jacob no sabía si sentirse feliz o confundido pero simplemente se limito a asentir.

— Jacob me iré si no me contestas –amenazó causando que el menor sonriera y se levantará un poco para darle un rápido beso.

— Solo quise hacerlo, estabas muy cercas, yo imprime en ti y...

— El odio que sentías por mi se fue –afirmó frunciendo en el proceso el entrecejo.

— No te odiaba, odiaba... Ya ni se que odiaba.

Edward asintió pudiendo ver en la mente del chico que su odio era simplemente porque así se lo marcaba su naturaleza y en parte por Bella.

Continuará...

Espero les guste.

(11/12)-01-2024

Tenía Que Ser Él Donde viven las historias. Descúbrelo ahora