Capítulo I

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LA DESICIÓN

Capitulo I

-¿te iras?

Pregunto Elizabeth.

-Lizzy..

-Delia, responde.

Me interrumpió mamá.
Papá y el resto de mis hermanos me miraron atentos.
Yo agache la cabeza, jugueteando con mis dedos, dudando si decirles o no.

-Sí...

Aclare con la voz quebradisa al ver que mamá sacaba un par de lágrimas con una sonrisa triste.

-siento que con la pequeña Sofi en camino, hay que hacer espacio en la casa y..

-Hay espacio suficiente en la casa.

Papá me habló con tono molesto.

-Pero yo... Quiero, irme- admití- esta semana buscaré un departamento, y me iré el sábado.

-¿¡4 días!?

Me grito Lizzy. Para tener 12 años gritaba fuerte. Tal vez demasiado.

-¿te iras en 4 días?

- Sí...- afirme - ehh, les visitaré seguido.

Oscar se paro de su asiento molesto al escucharme y camino por el pasillo hasta llegar a su habitación, cerrando la puerta con un portazo.

Deje escapar un par de lágrimas al ver su reacción.
Todos los demás me miraron decepcionados excepto Adriána y  Jonathan.
Lauren... La pequeña Lauren, con solo 2 años no entendía que pasaba y jugueteaba con el pepino que tenia en su plato, mirándome con una sonrisa.

Pero yo me quebré en medio del salón al ver la cara de mis padres y la de Lizzy. Me miraban con pena, enojo y angustia. No soporte verle las caras. Asique no me dio de otra qué pararme de la mesa para no soltar las lágrimas que me estaba guardando.

Nadie dijo nada al verme en dirección al enorme pasillo.
Solo cerré la puerta para sentarme en el piso abrazándome las piernas mientras veía el ventanal qué me enseñaba la luna llena.

***

Poco tardo en que llamaran a mi puerta. Yo estaba relajadamente en mi cama apunto de dormirme, viendo el techo oscuro que producía la noche y un pequeño destello que daba la luna. Jonathan entró por la puerta, tratando de buscarme.

Era difícil cuando la mayoría de la habitación estaba completamente oscura. El al darse cuenta que estaba en la cama, se sento en la puntita de esta.

-Delia... ¿Estas dormida?

Susurro.

-No.

-Es tarde, son las doce de la noche, deberías estar durmiendo.

-si, se... Es que me siento mal.

-¿Mal? Te duele algo o..

-No es físico.

-ohh, amm.

Adriana entro por la puerta abierta. La pequeña luz que venía del comedor, iluminaba lo único y poco que quería ver.

-Del... Esta bien.

Adivino las dudas que tenía en mente.

-¿encerio? Eso no decían las caras de ellos, incluso Oscar se fue corriendo de la mesa.

Un Ramo De FloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora