Capítulo 14

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Inimaginable. 

El dolor que experimentaba era inimaginable. 

Tenía un corte en la parte posterior de las rodillas. Podía sentir cada músculo tenso y una agonizante nada donde se suponía que sus tendones estaban conectados. Había piel pegada a la sangre en su interior, donde no debería haber piel. Era hiperconsciente de la piel pegada a las entrañas, lo único no doloroso que podía sentir pero que le ponía frenético e irritado, pero esas no eran las palabras adecuadas. La brisa entraba en su cuerpo a través de las heridas, haciéndole sentir más comprometido y el dolor punzante se amplificaba diez veces diferentes en un segundo. 

No podía ver nada. Estaba completamente ciego y no podía mover las piernas. Estaba débil, sangrando y no podía ver. El mundo no estaba allí y al menos en esa celda de la prisión, se le concedió la vista.

"Te dije que te mataría, Vinsmoke Sanji." 

Daigo.

Sanji podia oír sus pasos dando vueltas a su alrededor, y Sanji sintió su espada en su mejilla. Seguía sin poder ver, y su garganta seguía seca, pero ahora no tosía, sólo porque le obligaba a mantener la boca abierta y dejar que el aire se le escapara. Era un dolor diferente, uno que no podía definir como que le dolía pero era dolor, agonía era una palabra mejor.

"Deberías haberme pateado un poco más fuerte, directo al océano. Desembarqué en un pequeño puerto, justo al lado de un barquito que podía usar, así que lo tome, y aprendí cómo llegar a Alabasta con ayuda de un log pose perteneciente a algún Baroque, me dirigí hacia allí, y casualmente te encontré antes de lo que había planeado. Até mi pequeño bote al tuyo grande y subí a bordo, y no tuve que esperar demasiado a que volvieras a tu cocina. Y encontré una cosita que resultó ser muy útil, La Tos Rosa. No había usado esto en meses desde que me quedé varado aquí. Todo esto hace mi vida más fácil, y la tuya mucho más corta".

"Entonces mátame. Termina de una vez." Sanji gimió. Daigo se echó a reír y Sanji sabía que debería estar asustado, pero lo único que sentía era el dolor en las piernas. El soldado presiono con su espada y hubo un fuerte pinchazo en su mejilla, y Sanji sintió su sangre deslizándose por su cara.

"¡NO! Vinsmoke Sanji, no es tan simple. Verás, me has puesto en ridículo, y no puedo permitirlo".

Sanji sintió un tajo en la espalda, pero no pudo gritar. En vez de eso, emitió un jadeo desesperado mientras el intenso dolor se arrastraba por su espalda, pero no fue el peor dolor. Tenia que recordar que este no era el peor dolor. El peor dolor estaba en las piernas, las piernas que ya no sentía más allá de las rodillas. No sentía hormigueo ni nada, nada. Ya no sentía los calcetines ni los zapatos. No había nada más allá del dolor.

Inútil Sanji.

"Vas a lamentar no haber muerto de niño. Y eso no es una amenaza. Es una promesa."

Sanji no necesitaba sus rodillas para patear a alguien. Se rompió la rodilla izquierda cuando tenía trece años y descubrió cómo dar una patada adecuada usando la fuerza de su cadera. Si podía quitarse la espada de la mano, tal vez empujar a Daigo contra el mostrador, y si podía volver a ver en el siguiente minuto, Sanji tenía una oportunidad.

Oyó los pasos de Daigo. Esperó hasta que sonaron como si estuvieran justo delante de él. Respiró profunda y abrasadoramente, luego se impulsó ligeramente, usando su cadera para patear con su pierna izquierda hacia donde creía que estaba Daigo.

Debería haber esperado para atacar.

Daigo le agarró el tobillo y se lo rompió. Sanji gimió de dolor al sentir las grietas que se formaban en sus huesos, sus tendones y ligamentos desgarrándose en hebras. Fue sólo un segundo, porque volvió a perder la sensibilidad. Ni siquiera estaba seguro de si Daigo seguía agarrado a su pie, o si ya lo había soltado.

No Lo Dejes Ir - ZosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora