4.Bebidas hechizantes.

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Llegué a casa cansada, y con la pancita llena, realmente aburrida. Pensé que las clases serían mucho más divertidas siendo la nueva, como en los libros. ¿Donde está el chico malote con piercings y tatuajes que esconde algo y que a mi me asusta pero enamora? Ugh ¿Pero que estoy diciendo? No soportaria un chico con piercings.

Dejo la mochila al lado de la cama, que se ve que la han "arreglado" por así decirlo. Estaba echa un desastre por la mañana. Soy como un gatito durmiendo, echa una bolita, pero dando vueltas sin parar. La casa vuelve a estar vacía, me pregunto cuando podré ver a Arthur, tengo cosas que preguntarle, creo...

Bajo a la cocina y encima de la encimera me encuentro con un par de tortitas y una especie de zumo, creo. Es lila, y hay una notita al lado;

"Pruébalas, te encantarán. Con cariño A."

Supongo que serán de Arthur, y decido darle un buen bocado a una de las tortitas. Ugh están saladisimas, habrá echado medio bote de sal, en vez de azúcar. Cojo rápidamente el zumo lila y me lo bebo de un trago, saciando mi sed y llevándose consigo el exceso de sal. Tomo nota mental de no tomar comida preparada por Arthur.

De repente, noto una fresca brisa recorriendo mi espalda.-Mmm...- Murmuro agradecida por el aire gélido, de repente me siento sofocada, demasiado calor. ¿Qué me pasa hoy? Me doy la vuelta, observando fijamente un cuadro de la cocina, tiene muchos colores.- Pero que bonito ereeeeees....- Digo dirigiendome al cuadro (Sep, me vuelvo loca), ¿para abrazarlo? Sacudo la cabeza y me centro en lo que iba a hacer...

¿Que demonios estaba haciendo? -Uff sigue habiendo mucho calor.- Digo más para mi misma que otra cosa, y abanicandome con la mano. Aquí hay demasiada ropa. Murmuro para mi misma mientras me voy sacando la sudadera y los pantalones, junto con los zapatos, quedandome solo en una camiseta larga que me llega por los muslos, y subiendo las escaleras para ir derechita a mi cuarto. Siento un pequeño mareo y me apoyo contra el marco de la puerta y soltando una risita estridente.

Entro a mi cuarto y sin observar nada más me tiro de lleno en la cama.

La cama está caliente, y blanda. (¿What?)

-Oh pequeña, no sabía que me recibirías de esta forma tan agradable.-Dijo alguien con voz de idiota agarrándome por la cintura.

-Mmm...quita, feo.- Murmuro como una niña pequeña, intentando apartarle.

-Aish, eso duele, pequeña Katy.- Suelta Adam mientras le doy un puñetazo en la tripa y me levanto de la cama. Me giro para verle mejor y yo solo puedo pensar en una cosa;

-Quítate la camiseta, estás muy feo con ella.- Le dije con voz firme, pero sin saber realmente que estaba haciendo. El hormigueo en la cadera solo se intensifica y eso hace que me sienta... No se cómo.

Adam levanta una ceja como luciendo sorprendido por mi repentina petición. Pero se levanta, me hace una reverencia, y al levantarse lentamente, me dirige una mirada tan intensa que siento que sube la temperatura.- A sus órdenes my lady.- Y se quita la camiseta con rapidez y yo me le quedo mirando de los pies a la cabeza. Tiene un torso bien definido, no muy marcado, pero ideal. Pienso embobada.

-¿También querrás que me quite los pantalones?- Dice Adam acercándose a mí y susurrándome al oído, con voz burlona. Notandosele la sonrisa en la voz.

-¿Pero qué te pasa? Ni siquiera nos conocemos, que pervertido eres...- Según lo dije se me iba apagando la voz, mientras acercaba la mano para acariciarle el abundante pelo negro que tiene, incita a acariciarlo, y es tan suave...

Adam soltó una ligera risita en mi oído, agachándose para que pudiera hacerlo mejor.

-Eres insufrible.- Murmuré mientras bajaba lentamente la mano, pasándola por su mejilla y perfilando sus rosados labios tan... mordibles.- ¿En qué estaré pensando?- Murmuré para mi misma, dando un paso hacia atrás, alejándome de Adam.

-Dímelo tu, pequeña Katy...-Dijo con voz baja dando un paso hacia mí.

-¿Por qué de repente me siento atraída hacia ti? Si yo te odio...- Dije dándome la vuelta. Alejándome de su penetrante mirada. me siento perdida ahora mismo. ¿Qué hago aquí...?

-Digamos...Que es magia de color lila.- Dijo con cierto tono burlón, como si no me dijese toda la verdad.

-¿Qué?- Le pregunté desconcertada.- ¿Qué me has hecho Adam?- Dije con voz adormecida, mientras Adam me abrazaba por detrás, cogiéndome por la cintura y acercándome a él. Y yo... ¿Por qué no puedo alejarme? Suspiré y apoyé la cabeza en su hombro, es tan cálido y tan... De repente me acaricia con su nariz la mejilla, bajando por mi cuello, enviando un cálido hormigueo por mi espalda. Pasa una mano por mi cadera, acariciando ese punto de hormigueo... Que hace que me vuelva loca.

-Te odio.- Le suelto con rabia, dándome la vuelta y agarrándole por el cuello, atrayendole a mis labios, sintiendo como va creciendo mi necesidad, mi absurda necesidad de morder esos labios rosados, que solo sueltan burlas, como le odio.

-Pero que...- Le corté en medio de la frase poniéndome de puntillas para estar más a su altura, y mordiéndole el labio, quería ser bruta, mala, que le doliera, pero entonces me mordió él, el labio inferior, y eso se sintió tan... Malditamente bien. Me empujó, apoyándome en la pared, pasando una mano por el punto débil de mi cadera, haciendo que me entumeciera, y a la vez me llenara de adrenalina. Me subió, haciendo que apoyara las piernas en su cintura, haciendo que la distancia entre nosotros fuera mínima, aumentando mi vicio. Jadeé por aire, mientras que él me coge del pelo, echándome la cabeza hacia atrás, mordiéndome el cuello, pellizcándome en la cadera.

Dios, que sensación... Me siento tan llena de energía...-Agh... Adam...?- Adam respondió volviendo volviendo a mis labios, dándome un dulce beso, para ir intensificandolo cada vez más. Me siento tan... Hechizada...

Como si Adam percibiera mis pensamientos, se apartó bruscamente, mirándome a los ojos y bajándome.

-¿Qué pasa?- Dije con voz anhelante, queriéndolo más cerca, queriendo quemarme con su tacto.

-¿Cómo pude ser tan idiota...? Era de la lujuria...- Murmuró Adam en voz baja, para sí mismo, confundiéndome más.

Mi mano fue hacia un lado de su cadera, para acercarle hacia mi, y sentí una especie de electricidad, recorriéndome, recorriéndonos. Se le agrandaron los ojos, notando la sensación y apartándose de mi, mirándome fijamente a los ojos.

-Ay pequeña... ¿Nunca te dijeron que no aceptes cosas de un desconocido?- Dijo con un suspiro. Y de repente, agarrándome por las rodillas, me subió a sus hombros.- Esto es por tu bien, pequeña Katy.- Me dijo con una sonrisa de satisfacción. Y me llevó, cargándome en sus hombros, hacia la bañera, dejándome allí y encendiendo el grifo del agua fría.

Pegué un chillido por el repentino frío, y de repente me sentí muy mareada, sintiendo como si me quedara sin energía, y estando demasiado adormecida como para mantener los ojos abiertos mucho más tiempo.

-Adam...?- Pregunté al vacío, entrando en pánico. ¿Que me pasa?

-Tranquila pequeña.- Dijo con una voz tan... Dulce, tan convincente, haciendo que me relajase inmediatamente. Y antes de caer dormida, sentí como el hormigueo aumentaba, haciéndome cosquillas en la cadera, y no se si será mi imaginación, pero creo que anhelando el tacto de Adam.

Sway.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora