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Vuelvo a abrir los ojos pero joder, que suerte para estar en camas de hospitales. Intentó levantarme pero no, no estoy en un hospital. Mis manos andan esposadas contra unas paredes de mármol y mis pies están encadenados.
No se cuantos días llevo aquí pero mi labio está brotando sangre y siento como mis antebrazos duelen. Estas rasguñados.

De repente se abrió la puerta, salieron 2 personas encapuchadas con un cuchillo, van a matarme, de eso estoy segura.

— Evelin Browne, ¿Que sucedió en la noche del 5 de diciembre?

—Tengo amnesia postraumática, no recuerdo nada—. Balbuceo y un frío golpe va hacia mi pómulo, este dolió. En menos de tan poco he recibido muchos golpes.

— ¿Que sucedió en la noche del 5 de diciembre?— Reitero

— No lo recuerdo— Gimoteaba con rencor. Sentía como una vara caliente me rozó el muslo y se abría paso hacia la sangre caliente. Un grito de acorralaba hacia mis cuerdas vocales.

— Entre menos te niegues a decir que sucedió esa noche, más tiempo vas a estar aquí

— Es que no lo recuerdo—. Digo entre sollozos

—Pues comienza a recordar ya—. Dice la otra persona.

Se van y cierran la puerta. Comienzo a empujar hacia adelante y se rompieron las esposas, pasado un tiempo desencadene mis pies y me puse de pie. Todo me daba vueltas y se repente comencé a ver a Michelle, a Camille, A Agatha y a Christian.

— Asesina—. Todos vociferaban a la vez— Maldita asesina.

Cada vez se hicieron más intensos las palabras de ellos. Mi mente se hacía en círculos y me comencé a marear.
De repente veía al policía y a mis padres, A Sandra y hasta la enfermera muerta. Todos me daban vueltas en la cabeza.
Me caí pero no me lesione en la cabeza. Estas personas me drogaron. Siento escalofríos recorriéndome por el cuerpo. Me acurruqué como pude para pasar el frío que tenía. Los dolores de cabeza se hicieron más intensos. Todos los recuerdos del accidente me pasaron por la cabeza, me intenté levantar pero volví a caerme. Sentí el chirrido de la puerta, alguien va a entrar, me van a atrapar. Intenté volverme a levantar para esconderme en algún sitio, pero mis mareos no me dejaron.

No se si eran por las alucinaciones, pero la enferma muerta entró en la habitación.

— No, no es una alucinación—. Dice con una sonrisa que me asusta—. Yo si soy de carne y hueso, todo es una trampa.

— ¿Una trampa? ¿Por qué? ¿Que hice?

— Eres una más de nosotros, eres una asesina. Tienes sed de matar, no lo quieres reconocer ahora pero este es tu mundo y poco a poco te irás dando cuenta—. Sacó del bolsillo de su camiseta una jeringuilla de la bandeja con carton, algodón y un tubo con algún tipo de fórmula.

— ¿Eso es droga?— Tartamudeo

— Si, cariño. Pero no te preocupes, llevas un mes aquí y todos los días que estaban en coma, te estuvimos inyectando de esta maravilla— Habla con la misma sonrisa

— ¿Que es eso?—. Grito exasperada

— Heroína—. Hace una pausa para decir algo más—. Casualmente la misma que le inyectamos a tu hermana.

— ¿Mi hermana? ¿Michelle? ¿Eran ustedes los que la tenían secuestrada?

—Si, teníamos que atacar por alguna parte. De hecho intentamos matarla con sal pero nos dio pena. Ella solita decidió acabar con su vida

— Hijos de puta , sáquenme de aquí—. Digo empujando la bandeja que había enfrente mío.

— Tranquila— Habla recogiendo las cosas— Estate quieta —. A eso empiezo a moverme y ella me da un puñetazo.

De repente siento como clava la jeringuilla en mi antebrazo y pasa a mi torrente sanguíneo. El frío vuelve y me dan ganas de llorar. Lágrimas abrazadoras recorren mis pómulos amoratados.
¿Como pase de ser una simple abogada a una asesina enferma y drogadicta?

MeurtriersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora