La veo hacerse la mejor amiga de todo el mundo en dos segundos.
Lo que pensé que iba a ser horrible, con imposiciones de vestuario locas que jamás aceptaríamos resulta ser un trabajo conjunto muy bien pensado, en gran medida porque Martín llega ya con muchas claridades frente al estilo de cada uno, y ella obviamente nos ha estudiado bien, porque las propuestas de prendas que nos trae son acertadas y francamente más cool de lo que habría esperado.
Veo logos de marcas que casi hacen que mis ojos se caigan, pero cuando me visto con las muestras que trajo para mí, me gusta lo que veo.
Obviamente ella se deleita con los Vargas, mucho más alocados y arriesgados al vestir, que le permiten proponer ideas más novedosas y atrevidas, pero de todos modos coquetea con pañoletas, cadenas y collares para Isaza, que él acepta gustoso y un poco atontado, porque ella es magnética.
Y a mí....Bueno, obviamente yo no le gusto tanto.
No solo porque soy extremadamente básico al vestirme, sino porque rápidamente se hace obvio que no me hablará de nada que no sea relacionado con trabajo, exactamente como se lo pedí.
Excepto porque cada vez que se ríe, vuelvo a tener 13 años y estamos bailando juntos una canción de rock que no estaba destinada a ser bailada, pero que hizo que darle mi primer beso aún si ni siquiera la conocía pareciera muy natural, como su hubiese tenido que ser así y ya.
Abro la puerta del vestier y me quedo mirándola mientras se pone en puntitas de pies para atarle una pañoleta al cuello a Isaza, y mi amigo procede a modelar como si fuese una diva de Hollywood.
Ella suelta una de esas risas que están atadas por un hilo invisible a mi pasado y nunca lo supe, y entonces se vuelve y me ve ahí parado.
No puedo evitar mirar su boca, que hoy también se encuentra pintada de rojo, mientras ella me examina de pies a cabeza tan lentamente que me sonrojo.
- ¿Qué tal se siente eso? – Me pregunta
- ¿Mmm? – Respondo distraídamente, porque ser examinado de ese modo por ella me hace sentir de 13 años y no en una forma divertida, la verdad
- El pantalón – Aclara ella
- Ah
Yo estaba pensando en responderle como se sentía su mirada.
Sé que pasó una vida y ninguno de los dos se esforzó particularmente en contactar al otro, pero hay algo sobre ella que me saca de balance y me lleva de regreso a esa fiesta, a todas las preguntas que nunca le hice y a las palabras que me dijo acerca de vivir el ahora, que se quedaron bajo mi piel tanto como ese beso.
- ¿Villa? – Me llama de vuelta porque no le he dado una respuesta
Extrañamente, me gustaría que me llame de nuevo Juan Pablo Villamil, y me enoja un poco no haberme dado cuenta de que era ella desde la primera vez que lo hizo.
- Ah, el pantalón me gusta. Es un poco.... – Me distraigo cuando ella se acerca un paso y se inclina frente a mí, arreglando algo en la bota de mi pantalón
- Te queda un poquito largo, ¿quieres que lo cortemos?
- Vale
- Bien. Dame un minuto
Se inclina ante mí y bizqueo un poco, porque es una imagen rara.
Toma un par de alfileres que tiene prendidos al cuello de la camisa y dobla el pantalón a la altura que debería quedar.
- Te gusta largo estándar, ¿verdad?
- ¿Qué quiere decir eso?
- Por ejemplo, a Martín le gustan los pantalones tobilleros. Como Simón usa botas anchas, los usa algo más largos de lo normal. Lo estándar sería justo por debajo del tobillo – Me explica ella con paciencia
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En un solo día » Historias cortas (Morat)
FanfictionEn una sala de espera.... En un tren.... En esa espera eterna en un aeropuerto... Siempre hay lugar para una historia corta que traiga una sonrisa. Porque no existen las historias pequeñas.