Capítulo 5.-Dragonstone 2\2.-

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Narrador omnisciente.

Alyrya se bajó del caballo con la ayuda de un capa dorada.

-Bienvenida princesa. El príncipe Daemon anunció su llegada.

-¿Sabes si tardará mucho?-Alyrya se frota el vientre y luego se quita la capucha.

-Está dentro.-El capa dorada podría jurar que los ojos de la llamada "Bastarda roja" se iluminaron, aunque lo negará.

-Gracias.-Murmuró y empezó a caminar
Al subir lo escalones, el corazón le latió en la garganta.

Entró al castillo y caminó por el pasillo hasta el salón principal. Muchas mucamas se movían por todo el pasillo, cargando cosas, otras con bandejas y algunas con telas de el color favorito de Alyrya, borgoña.
Dos soldados de ahí le abrieron las puertas.

-Princesa Alyrya Targaryen, primera con el nombre. Capa dorada.

Al oír eso, Daemon, quien estaba viéndolo el fuego muy concentrado, se dio la vuelta, ella, le sonrió.

-Dae.-dijo ella, los guardias cerraron las puertas.

-Bastardita.-dijo él y la recibió en sus brazos cuando ella se lanzó.

El abrazo fue breve pero profundo, al separarse, ambos unieron sus labios, Daemon había extrañado la suavidad en ellos. Si ella no estuviese embarazada, ahora mismo la haría suya y la embarazaría.

-¿En cuánto, Dae?

-Cuatro horas. Llegué hace un momento, todos trabajan arduamente. Cena, ceremonia y nuestros atuendos. ¿Quieres darte un baño?

-¿me estas diciendo que estoy sucia?

-Tal vez pueda hacerte un masaje luego...-Dijo sugerente.

-¿sexo antes de la boda? Me estoy ofendiendo, príncipe.

Daemon se carcajea, juguetón.

Tomados de las manos con Daemon adelante, emprendieron camino hacia la habitación principal, al abrir la puerta, una tina ya estaba lista, y humeante.

-Te conozco de muchas maneras.-Fue lo único que Daemon dijo antes de desnudarse con velocidad.

《Más que yo misma》pensó Alyrya.

desató los cordones de su vestido, el brazo se le cansó por tanto cordón, decidió romperlo haciendo reír al canalla que ya estaba metido en la tina.

-Ven.-Estiró su mano, se sorprendió al verle el vientre, estaba un poco grande. Parecía gorda, era extraño verla así. Sus pechos eran más grandes.

En cuanto Alyrya se recostó la espalda en su pecho, Daemon posó sus enormes manos en su vientre. Ella se relajó. Como hace bastante tiempo no lo hacía, al momento, se alertó. Estaba cediendo ante el amor de pareja. Se removió un poco incómoda.

-No soy un hombre meloso, Alyrya. Pero quedate quieta para que pueda acariciarte o te golpearé un pecho.

El pecho del canalla se sacudió ante la risa de la princesa, recibió un golpe suave en el rostro, haciéndolo sonreír.

-Esto es bonito. ¿No?-Preguntó Daemon en un momento de debilidad.

Se sentía bien estar con Alyrya y estaba por casarse con ella. Eran el complemento perfecto, cuando el perdía la paciencia a ella, le sobraba. Podían tener momentos de ternura y hablar de cosas serias. La amaba. Sin lugar a dudas, ella también pero no iba a permitir que eso truncara sus planes. El deseo de poder era más fuerte que el amor para ella.

-Me gusta estar contigo.-Alyrya dijo, tratando de ser dulce.

-¿eso fue tu dulzura?

-Es todo lo que obtendrás de mí.

La bastarda roja||Version Green.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora