Leonardo

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Personajes:
Leonardo tiene 10 años.
Mamá de Leonardo (Isabella).

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Un martes por la tarde, después de regresar de la escuela, Leonardo se veía más pálido de lo normal. Isabella, su madre, al verlo tan apagado, puso su mano en su frente y sintió una fiebre ardiente.

"Leonardo, tienes fiebre", exclamó Isabella, con preocupación en su voz. "Necesito llevarte al doctor".

Al escuchar la palabra "doctor", Leonardo se estremeció. (En su mente, podía ver la aguja de la inyección acercándose a su brazo). "No, mamá, me siento bien", respondió, tratando de sonar convincente.

Pero Isabella no estaba convencida. "Leonardo, sé que te dan miedo las inyecciones, pero si estás enfermo, necesitas ver al doctor".

Leonardo sabía que tenía que hacer algo para evitar la visita al doctor. Esa noche, cuando todos dormían, se levantó y se puso un poco de rubor en las mejillas para parecer saludable. Al día siguiente, corrió por la casa, riendo y jugando, tratando de demostrar que estaba perfectamente bien.

Isabella, aunque aliviada al principio, pronto comenzó a sospechar. "Leonardo, ¿estás seguro de que te sientes bien?" preguntó, mirándolo con recelo. "Sí, mamá, ¡mira cuánto puedo correr!" respondió Leonardo, corriendo de un lado a otro de la sala.

A pesar de sus sospechas, Isabella decidió darle a Leonardo el beneficio de la duda, pero sabía que si su fiebre no bajaba al día siguiente, tendría que llevarlo al doctor, le gustara o no.

Esa noche, Gabriel, acostado en su cama, pensaba en su victoria del día.

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Al día siguiente, Leonardo se despertó con una fiebre alta y se sentía peor que nunca. Aunque su miedo a las inyecciones seguía presente, ahora se mezclaba con la preocupación por su salud.

Leonardo intentó convencer a su madre de que no era necesario ir al doctor, pero ella notó lo pálido y débil que se veía y decidió que no podía ignorar su estado. Determinada a asegurarse de que Leonardo recibiera la atención médica adecuada, su madre lo llevó a la clínica del doctor Rodríguez.

Leonardo se resistía mientras esperaban en la sala de espera. Su corazón latía rápidamente y podía sentir el sudor frío en su frente. No quería enfrentar sus miedos, pero sabía que su madre solo quería lo mejor para él.

Finalmente, llegó el turno de Leonardo. El doctor Rodríguez, con su amable sonrisa, lo recibió y notó de inmediato su estado febril. "Hola, Leonardo. Veo que no te sientes muy bien hoy", dijo con preocupación.

Leonardo asintió débilmente, sin atreverse a mirar al doctor a los ojos. El doctor Rodríguez examinó a Leonardo y luego explicó que necesitaría una Inyección para ayudarlo a combatir la fiebre y recuperarse más rápido.

Leonardo, con los ojos aguados, se ocultó detrás de su madre, negándose a enfrentar la inyección. "No quiero una inyección", susurró con voz temblorosa.

La mamá de Gabriel se dio la vuelta y lo abrazó, tratando de calmarlo. Con su mano, le dio suaves masajes en la espalda. "Tranquilo, cariño. Sé que te da miedo, pero recuerda que el doctor Rodríguez está aquí para cuidarte. La inyección será rápida y luego te sentirás mucho mejor".

Leonardo miró a su madre, sus ojos llenos de lágrimas. Aunque seguía asustado, el amor y la tranquilidad que sentía a través del abrazo de su madre le dieron un poco de valentía.

El doctor Rodríguez se acercó lentamente a Leonardo, respetando su miedo. "Leonardo, entiendo que tengas miedo. Pero quiero que sepas que estoy aquí para ayudarte. La inyección será rápida y te prometo que haré todo lo posible para que te sientas lo más cómodo posible".

Leonardo se limpió las lágrimas y respiró profundamente. Sabía que debía enfrentar su miedo para cuidar de su salud. Con un poco de temor pero también con determinación, Leonardo salió de detrás de su madre y se sentó en la silla.

El doctor Rodríguez preparó la inyección mientras Leonardo cerraba los ojos con fuerza. Su madre le sostuvo la mano y le susurró palabras de aliento. Leonardo sentía el corazón acelerado, pero sabía que tenía que seguir adelante.

Con manos hábiles y cuidadosas, el doctor Rodríguez administró la inyección. Leonardo sintió el pinchazo, pero esta vez, el dolor fue mucho menos intenso de lo que había imaginado. Abrió los ojos y vio al doctor sonriendo. "¡Lo hiciste muy bien, Leonardo!", exclamó.

Leonardo se sintió aliviado y orgulloso de sí mismo. Aunque seguía teniendo miedo a las inyecciones.

La mamá de Leonardo le dio un abrazo reconfortante y le secó las lágrimas. "¡Eres muy valiente, mi amor! Estoy muy orgullosa de ti".

A medida que Leonardo y su madre salían de la clínica, Leonardo se sentía agotado pero también aliviado.
Mientras caminaban por la calle, la mamá de Leonardo le sonrió y le preguntó: "¿Qué te parece si celebramos tu valentía con un delicioso helado?".

Los ojos de Leonardo se iluminaron de emoción. "¡Sí, mamá! ¡Me encantaría comer un helado!", exclamó.

Caminaron hacia la heladería, donde una variedad de sabores tentadores los esperaban. Leonardo miraba con asombro los diferentes colores y sabores, tratando de decidir cuál elegir.

La mamá de Leonardo le dio un tiempo para que pensara y le dijo: "Puedes elegir el sabor que quieras, cariño. Este es un día especial para celebrar".

Leonardo finalmente se decidió por un helado de chocolate con trozos de galleta. La mamá de Leonardo también eligió un helado, de dulce de leche con nueces.

Se sentaron en una mesa cercana y comenzaron a disfrutar de sus helados. Leonardo saboreaba cada cucharada con alegría, sintiendo cómo el helado derretía en su boca y le llenaba de felicidad.


FIN

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Buenas Buenas UwU, Disculpen el atraso... Quería pasar a desearles una muy Feliz Navidad y Año Nuevo para Todos (Aún que un poquito tarde jsjsj xd).


Estaré Actualizando lo más pronto posible :3 ya tengo varios de sus pedidos terminados me falta dar algunos retoques uwu.

Desde ya espero que les allá gustado la historia uwu.

Miedo a las InyeccionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora