III

3.4K 183 45
                                    

Que Charles estuviera en mi habitación, no era una buena idea

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Que Charles estuviera en mi habitación, no era una buena idea. Que estuviera sin camiseta, lo hacía todo mucho peor y, que encima, estuviera borracho, era la guinda de todo por lo que yo estaba nerviosa.

Estaba tumbado en mi cama. Parecía murmurar palabras sueltas que no lograba entender.

Me tenté a pasar mi dedo índice por la sudor de su frente, para apartarle el flequillo, pero me contuve.

Yo también había bebido mucho.

—¿Por qué me abandonaste cuando murió mi padre?

—¿Por qué me abandonaste cuando murió el mío?

Los dos teníamos cosas del pasado para echar en cara, pero ninguno, hasta ese momento, se había atrevido a dar el paso.

—Has cambiado tanto... ni siquiera te reconozco.

—Puedo decir lo mismo de ti, Charles.

Si borrachos éramos valientes para enfrentarnos a esa conversación, lo íbamos a hacer. Aunque el nudo de mi garganta me estaba apretando de más. No pensaba desperdiciar la oportunidad.

—Yo solo estaba persiguiendo mi sueño.

—Y yo actué en consecuencia a eso. Justo como tú me pediste un día que lo hiciera.

—A veces te echo de menos, Yael —dijo bajito, con una voz somnolienta.

Noté la lágrima bajar por mi mejilla, la cual retiré enseguida, y él nunca lo supo.

—Yo no echo de menos a este Charles. Echo de menos al Charles de dieciséis años.

—Sigo siendo el mismo.

—No, pero es normal. No te echo en cara que no seas el mismo de hace 10 años. La gente crece, madura, y cambia. Pero no significa que este al que eres ahora yo lo quiera, o lo acepte. No es así.

Se llevó la mano al pecho y se incorporó enfrente de mí. Antes de eso, él estaba tumbado y yo sentada en el borde de la cama. Ahora ambos estábamos sentados, uno enfrente del otro.

Lo miré. Me gustaría decir que le vi la mirada dolorida en ese instante. Pero llevaba tiempo viéndosela, incluso antes de reencontrarme con él.

Puso las manos en mi mejilla y dejó reposar su frente en la mía. De más jóvenes, lo hacíamos mucho. Sobre todo cuando uno de los dos tenía un mal momento. Permití que hiciera aquel gesto, no opté por apartarme porque ni siquiera entró como una opción.

Lo eché menos. Su olor, su calidez, su tacto.

Era ese tipo de persona, ese tipo de sentimiento, que se había quedado impregnado en mi piel y no podía arrancarlo de mí. Formaba parte de eso. Parte de mí.

Ni siquiera los años, el dolor, la rabia, la decepción, hicieron que pudiera alejarlo del todo.

—Me dolió que no vinieras al entierro de mi padre.

𖥻 TRACK 16: HOTLINE [ Charles Leclerc ] | Fórmula UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora