ALGUIEN.

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Estoy sentada en un sofá de mi grande, oscura y vacía casa nueva, tal vez lo más sensato sea quedarme, Rick tenía razón, de una forma u otra voy a necesitar este sitio algún día y no pienso morir por culpa de no haberme quedado aquí, lo que sí que tengo claro es que no pienso dormir aquí, ya me escaparé por las noches a algún árbol, a demás estoy en plena forma y tengo mucha experiencia en lo que se refiere a vivir sola con caminantes merodeando por lo alrededores, lo que no me termina de convencer es la gente, los únicos que por el momento me han transmitido confianza han sido Rick, Mischoone y Glenn, puede que Carl también; pero lo que tienen los tres primeros en común es la frialdad, al menos sé que si no son amables no pueden ir con segundas...

Unos golpes en la puerta me distraen de mis pensamientos, abro la puerta y me encuentro a Maggie y a Glenn, por como se aferran el uno al otro está más que claro que son pareja.

- Hola, Bella, llamaba para decirte que estamos haciendo homenajes a los fallecidos y haciendo el inventario, estás invitada - me dice amable.

- Sí, claro - cojo la chaqueta grande y salgo, hace mucho frío y nieva un poco, cuando Maggie, Glenn y yo llegamos todo el mundo está de pie rodeando una gran hoguera, Dianne que es la que al parecer preside todo esto pregunta si estamos todos, Sasha dice que falta alguna gente pero que podemos empezar.

- Muy bien hoy nos hemos reunido aquí para darle la bienvenida a una nueva integrante en Alejandría, Bella - todos hacen un corto y bajo aplauso, seguro que por no hacer ruido por si vienen los caminantes eso me hace reír un poco y parece que me río de que me aplaudan, perfecto ahora se creerán que me siento cómoda y halagada -. Pero aunque tengamos nuevos integrantes nunca nos olvidaremos de los antiguos, de los que han estado luchando hasta el final de sus días, gente como Rosita, mi... Marido - dice Dianne al borde del llanto - los amigos de Carl y Enid - dirijo la vista hacia Carl que está cabizbajo - la pequeña Sara - una pareja echa a llorar en cuanto mencionan ese nombre - Y Tara.

Hay una larga pausa de lo que a mi me parece más de un minuto que ha pedido Dianne por los muertos, por respeto no me levanto y no hablo pero me empiezo a cansar, por fin el silencio da por concluido y cuando van a hablar sobre provisiones y esos temas me escabullo hacia la dirección de mi casa, entro cojo una cuerda lo suficientemente larga y gruesa como para sostenerme en un árbol una noche, salgo, escalo el altísimo muro rojo y ya estoy en territorio hostil, sé que no debería ser así pero me siento más "en casa" aquí a merced de la muerte que en Alejandría, mato con un cuchillo de cocina que cogí por suerte a tres caminantes antes de encontrar un árbol aceptable, después de subir y asegurarme con la cuerda me quedo mirando las estrellas, tengo que reflexionar sobre quedarme aquí, si me quedo habrá una serie de condiciones, como por ejemplo dormir fuera y tener mi arco siempre disponible, entre pensamiento y pensamiento me quedo dormida, y por una vez sin sueños sobre mi padre siendo devorado.

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A la mañana siguiente hace mucho frío y tengo las piernas, las manos y las orejas entumecidas y doy un paseo para devolverlas a la vida. Por la posición del sol y la luz son altas horas de la madrugada.

Vuelvo a escalar el muro y merodeo por Alejandría, hasta que veo a alguien, mi instinto de supervivencia actúa rápido y me coloco detrás de un árbol al instante, después de unos segundos asomo la cabeza y espío a la persona, es un hombre de pelo oscuro como el mío, que lleva un chaleco de cuero con dos alas a la espalda como si fuera una especie de ángel, lleva una ballesta y está tirando hacia un árbol en frente de él, me resulta muy familiar pero no consigo ubicarle en mi mente, entonces se da la vuelta para coger otra flecha y ya sé quién es.

- ¿Daryl? - pregunto en tono bajo aunque él me escucha perfectamente y dirige la cabeza hacia mí.

- ¿Bella? ¿Eres tú? - corro hacia él y le doy un gran abrazo y es inevitable que las lágrimas broten de mis ojos y al parecer de los suyos tampoco.

Por fin, después de tanto tiempo he encontrado a alguien en quien confiar.

- ¿Cómo es que estás viva? - me dice cuando nos separamos del abrazo.

- Bueno, sabiendo mantener el estómago cerrado cuando mato caminantes - le digo, nos reímos los dos.

No me puedo creer que mi tío siga vivo.

- ¿Sabes algo de Jackie? - le pregunto refiriéndome a mi madre, sé que escaparon juntos, él niega con la cabeza y no pienso llorar, ya supuse que no lo conseguiría estando embarazada pero era una de las esperanzas que me quedaban -. ¿Y Merl?

- Tampoco, somos los únicos con el apellido Dixon que quedan, me temo... Por que tu padre está aquí contigo ¿no? - no me salen las palabras y empiezo a llorar en el momento en que menciona a mi padre.

- Pensaba que lo conseguiría - yo también lo pensaba, la verdad, soy yo la que no debería estar aquí.

- ¿Cómo es que estás en Alejandría? - le pregunto cambiando de tema.

- Es una historia muy larga, ¿Has conocido ya a Rick? - asiento con la cabeza - fue él, él trajo aquí a la gran mayoría.

- ¿Piensas quedarte? - le pregunto.

- Sí, ¿Tú?

- Si tú te quedas, yo también - nos volvemos a dar un abrazo y siento como el contacto de alguien me hace sentir más viva, no recuerdo la última vez que alguien me dio una abrazo y me siento revitalizada como si eso fuera mi medicina contra la tristeza.

Pasamos unas cuantas horas hablando sobre flechas y ballestas, nada de caminantes ni de familia sólo eso hasta que Rick aparece de detrás de una casa pistola en mano, con mi arco y mi cárcaj de flechas.

- Están entrando caminantes - dice, me lanza mi arco de madera y mi cárcaj y corro junto a ellos.

- ¿Qué ha pasado? - pregunta Daryl.

- Alguien en una misión se asustó cuando vino una horda de ellos y entró sin dejar la puerta cerrada.

- ¿Cuántos hay? - pregunto.

- Más de cien, han matado a unas veinte personas ya.

No sé cómo pretenden matar a todos esos caminantes teniendo en cuenta que poca gente sale de aquí y que pocos de ellos sabrían como acabar con uno sin terminar mordido.

Llegamos a la entrada principal donde entran incontables caminantes, hay unas siete personas encargándose de todos ellos, entre ellas están: Maggie, Glenn, Dianne desde una ventana, Mischoone, Sasha y Carl que está subido a un tejado disparando con una pistola, Rick saca un revólver metálico y Daryl un cuchillo y su ballesta, también tiene una escopeta así que decido no preocuparme mucho por él tras ver que se las apaña bien con cinco caminantes, subo al mismo tejado en el que está Carl subido y disparo a su lado, cada flecha que suelto termina incrustada en el cerebro de un caminante.

- Carl, alguien tiene que bajar a cerrar la verja, cúbreme - le digo.

- ¿Estás loca? No, primero acabamos con los que están cerca y después cuando esté despejado bajas - le señalo el exterior de la verja para hacerle ver el cúmulo de caminantes que hay apunto de entrar.

- Voy contigo - me dice una chica con el pelo largo y liso que estaba a su lado y no había viso.

- Enid no - ninguna de las dos le hace caso y bajamos del tejado, pero entes cojo una pistola grande con pinta de tener mucha munición y me pongo el arco a la espalda, la pistola es rápida y aunque pese mucho me siento segura con ella, no tardamos mucho en llegar y cerrar la verja ya que el tejado en el que estábamos está situado justo al lado de la puerta, Enid y yo volvemos al tejado y entre los de abajo y nosotros nos encargamos de todos los caminantes.

- Os podrían haber cogido, u os podría haber dado yo por error - dice Carl digustado.

- Dios... Carl... Casi ninguno nos prestaba atención estaban todos centrados en esa chica - dice Enid dirigiendo la mirada hacia una chica con las tripas por los suelos, inmediatamente quito la mirada y bajo del tejado y me dirijo hacia donde están Daryl y Rick.

- Menos mal que estás bien - me dice -. Has salido guerrera eh

- Lo mismo digo

- ¿Es que os conocéis? - pregunta Rick.

- Es mi tío - le digo al lado de Daryl.

Misma alma (TWD; Carl)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora