La universidad - Parte 1

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[9 meses antes]

—A ver esperpento, aquí dice que el salón está en la facultad de Letras.

—Bien hecho, tarada. Como si yo supiera donde está ese puto salón.

Johana soltó un gruñido y tiró el mapa a la cara de José.

—Pues ese es tu problema desde ahora —dijo sonriendo—. ¿Ves ese letrero? Ahí dice "Facultad de Derecho" por lo que mi camino hacia la gloria comienza aquí. Chaito —se despidió moviendo la mano como una Miss Universo y continuó su camino dando saltos al mismo estilo que la caperucita.

José tomó el mapa y le dio tantas vueltas como pudo pero al final se rindió e hizo una pelota para mantenerlo en el aire con suaves patadas.

—Pero qué mierda. ¿Dónde está ese jodido salón?

Se apoyó en una pared y sacó un cigarrillo. Lo encendió y absorbió la nicotina para expulsarlo por las narices luego de unos segundos. Sonrió pues recordaba cuando le decían Dragón por sacar el humo por la nariz, y continuaba haciéndolo ya que eso le había ayudado con una rubia dos años mayor que él.

Pero eso pasó el año anterior.

La escuela había acabado.

Luego del viaje de promoción a las playas de Máncora y de una fiesta de promoción con música techno, era momento de pisar tierra firme.

La universidad era el gran paso que debían dar ahora que ya estaban por cumplir la mayoría de edad.

Pero a Johana y a José les daba igual.

Mientras fumaba, tenía los ojos cerrados, pero los abrió ya que sintió a alguien acercarse.

Se trataba de un chico pequeño con moños en la cabeza y marcas de acné parecidas a la superficie de la luna. Tenía anteojos tan gruesos como el trasero de una botella de vidrio y dos dientes sobresaliendo de su boca.

José se rio del muchacho y le lanzó el cigarro en la cabeza. Este rebotó y cayó en el piso.

—Eehh... señor. ¿Podría ayudarme?

—Claro, claro —dijo José apoyándose en el hombro del menudo chico—. Pero dime, ¿ves algo con esta huevada?

Le sacó los anteojos y se los puso. José pudo ver el mundo de manera deforme.

El chico se lo arrebató y se lo puso en la cara.

—N-No toque mis lentes. Son muy caros y a papá y mamá les costó demasiado dinero.

—No me gustó la forma en que me los quitaste. Eres egoísta. —Lo señaló—. Yo no me junto con chicos tacaños.

Se metió las manos en los bolsillos y se dio la vuelta.

—No debes ser tan egoísta y envidioso, en especial con alguien que lleva años aquí —dijo señalándose.

—¡Ay, no! ¡Perdón! ¡Perdón! —dijo el chico inclinándose varias veces como saludo japonés. Tenía la cara roja y una mueca de angustia en la boca.

—Vale, vale. Mira que soy bueno, te ayudaré. Pero por ese desplante que me hiciste no será gratis.

El chico revolvió sus bolsillos y los ojos de José brillaron al escuchar el tintineo de monedas y el siseo de los billetes.

JoJo's Bizarre Adventure: Breaking TownDonde viven las historias. Descúbrelo ahora