Parte 2

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Cuando el encargado de la Zona Salvaje, mejor conocido como Leo, sale de la habitación logro ver una cola del mismo color que su cabello. Frunzo el ceño, creo que vi mal.

Sólo había escuchado de Leo en las conversaciones que tenía Flame con Harley, y cuando Justice me dijo que iba a la Zona Salvaje lo mencionaron, pero no lo conocía.

—¿Cómo te sientes?—me pregunta Trisha y me saca de mis pensamientos. 

—Me duele horrible la cabeza.—me quejo.

—¿Recuerdas cómo te lastimaron?—Se sienta justo donde estaba Leo hace un momento.

—Sólo sentí algo caliente en mi pierna, escuché un rugido y me desmayé.

—Vale, bueno, el que rugió fue Leo, él te trajo.

—¿Cómo supo que estaba en peligro?—trato de levantarme, me siento con dificultad. Trisha ignora mi pregunta, y me dice que intente mover la pierna, la muevo, está como siempre sólo que tengo una pequeña cicatriz donde me dispararon. 

—Te entendemos si quieres renunciar ahora que ves los peligros que hay en la ONE, no pudimos protegerte.—Agacho su cabeza viendo hacia el piso— Discúlpanos.

—No, no. Ustedes se han convertido en mi familia, sé los riesgos que habían, así que no tienen por qué culparse.—Le sonrío.

—Muchas gracias.—asiente apenada— hemos puesto más vigilancia en los muros de la Zona Salvaje por mandato de Leo en primera instancia, pero ante el ataque aún así la íbamos a poner sin duda.

—Hablando de él... ¿Por qué estaba aquí cuando desperté? —Frunzo el ceño. Ella tuerce la boca.

—Puede que no te guste lo que vaya a decir, pero...—soba su tabique de la nariz con pesar.

—No me digas que... ¡¿Él era?!—le digo sorprendida.

—¿Qué es que?—pregunta extrañada.

—En los meses que he estado aquí, sentí que alguien me vigilaba... volteaba a todos los lados, pero no veía a nadie. Flame me dijo que era mi imaginación. Regularmente soy muy loca al dormir y siempre amanecía sin nada que me cubriera, y al borde de caerme de la cama, pero desde que estoy aquí amanezco abrigada y en el centro de mi cama. Me llegaban paquetes de comida, postres para ser precisos... Amo las cosas dulces, pensé que tal vez eran las hembras que intentaban ser amigables—explico.

—Bueno... Leo quería darte espacio, es muy lindo de ellos que hagan eso porque regularmente toman las cosas a la fuerza y él detuvo sus instintos, y es el que más los tiene marcados.

—No imaginé la cola, ¿verdad?

—No, en Mercile—tuerce la boca con molestia— él fue categorizado como un fallo.

—¡¿Sólo por tener cola?!

—Él tiene unos rasgos más animales, por eso me sorprende que no te haya reclamado en un principio, sería lo natural. Pero hacerlo poco a poco creo que muestra el gran interés que tiene en ti.

Sonrío, y eso hace que me duela mi cabeza, ella me da una tableta y un poco de agua. Me la tomo mientras pienso en lo que me regalaba Leo.

—¿Podré irme a casa?—pregunto mientras me estiro. 

—Claro. Sólo necesito que te quedes unas horas más, sólo para ver si tus reflejos van bien, dormiste por cuatro días, así que sólo quiero monitorear.

—Está bien.—Asiento sorprendida. Vaya siesta.

Me quedé el resto de la tarde, donde Leo estuvo a mi lado. Me sostenía cuando mi equilibrio no era muy bueno y le agradecía. Trisha me mandó a mi casa, y me encontenté.

Leo. Nuevas EspeciesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora