1 - La defensora

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Capítulo 1

La defensora



Los tacones que Hermione había decidido usar ese día hacían un sonido insoportable por el pasillo mientras avanzaba a una velocidad acelerada hacia el escritorio del ministro. Pero, a pesar de su corazón acelerado y sus pasos rápidos, se detuvo de golpe cuando estuvo frente a la puerta del mago y se permitió unos segundos para calmarse, respirar y pensar. No necesariamente en ese orden.


Ya había intentado hacer todo eso. Calmarse, respirar y pensar, y no había tenido mucho éxito. Aún le parecía una jodida broma. Y si no lo era, no le importaba. No podía estar pasando.


Hace menos de seis años que había asumido su nuevo puesto y estaba más que satisfecha con él. Quizá no era lo que esperaba. Cuando había comenzado su ascenso de carrera para llegar al cumplimiento de la Ley se había imaginado defendiendo a los necesitados, como criaturas mágicas echadas al margen y no a los mortifagos y seguidores de Voldemort. 

Pero había cumplido con esa parte de su contrato de trabajo también, al tiempo en que seguía con sus proyectos personales y de mayor interés. Había logrado que se le diera un sueldo digno a los elfos domésticos que aún seguían trabajando en las cocinas de los restaurantes y bares.Había logrado que los squib tuvieran la oportunidad de recibir educación en Hogwarts si así lo deseaban, pudiendo desempeñarse en otras áreas. 

Eran avances, pero la carpeta que tenía firmemente apretada en su mano significaba un retroceso. Tras una última respiración profunda golpeó con suavidad la puerta ante ella. No demoró mucho que se le permitiera el acceso al interior. Y no fue una sorpresa cuando al abrir la puerta Harry y Shacklebott la saludaron con entusiasmo.


— Hermione, qué gusto verte tan temprano — el ministro la saludó animadamente, sin parecer notar el estado de ánimo de la bruja que tenía enfrente. 

Harry, por otro lado, más familiarizado con ella, sí pareció percibir los signos sutiles en su amiga. El mago alzó una ceja y Hermione tuvo que mantener la calma más una vez 

— ¿Supongo que recibiste mi memo?

— Si — ella estuvo de acuerdo con algo de dificultad. — Justamente de eso me gustaría hablar. 

Fue firme en su solicitud, más de lo que solía ser normalmente. El semblante despreocupado del hombre se crispó de repente, percibiendo recién los cambios de humor en la sala. Asintió mecánicamente con la cabeza y procedió a despedir a Harry.

— Cualquier cosa me informas del asunto, Harry. Quiero estar al tanto de todo. 

Harry asintió con la cabeza, pero su atención estaba puesta en Hermione. Ella le dio una sonrisa tranquilizadora. Si todo salía bien su actual preocupación solo sería cosa del pasado. Y no había nada por lo que debería alterar a Harry. Trato de emitir eso a su amigo con su sonrisa. Harry pareció estar de acuerdo porque pasó por ella y abandonó el lugar.

Como jefe de aurores, Harry tenía muchas responsabilidades. Había sabido escalar muy rápido en las filas de los aurores, convirtiéndose en el jefe más joven de la historia. Su tenacidad y determinación lo habían llevado a ser, rápidamente, uno delos mejores. Pero esa fue la razón de que su casamiento no hubiera durado más de cinco años.

— Dime, Hermione, ¿En que puedo ayudarte? — la solicitud fue suave, y ella sabía que el Ministro estaba tanteando el terreno.

El hombre le hizo una ademán para que se sentara, y ella hizo eso mismo. Dejando sobre la mesa ante ella la carpeta que contenía el caso al que había sido asignada y que rotundamente se negaba a aceptar.

Alguien que se importe [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora