18. Donuts Casera

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Capítulo 18

Donuts Casera

Draco tamborileaba con los dedos en el reposabrazos de madera, logrando alterar la inquebrantable confianza de Hermione. Le hubiera gustado que hablaran de eso antes, pero él se había negado a hacerlo, y ahora estaban por enfrentar a la junta sin muchas palabras más que un buenos días por su parte y un hola a regañadientes de él.

— Si quieres, podemos remarcar la fecha — ella sugirió, mirándolo de reojo.

— No, está bien — Malfoy respondió con su habitual voz cortante, sin dejar de tamborilear con los dedos y sin mirarla. Hermione suspiró con resignación.

— ¿Al menos puedes decirme qué exámenes pretendes dar? — ella cuestiono, deseosa de saber eso mas que nada para poder orientarlo si estaba eligiendo algo que no sería aprobado y ahorrarle el mal estar de una negativa.

Pero Malfoy no respondió, dejó de tamborilear y cruzó los brazos sobre el pecho. Se habían aparecido directamente en el ministerio, y eso no parecía haber hecho mucho por los nervios del mago, que se retorcía en su lugar cada vez que escuchaba pasos demasiado altos.

Se mantuvieron en un incómodo silencio, viendo los minutos arrastrarse ante ellos, hasta que una mujer con lentes de armazón rosada les indicó que podían entrar. Hermione se puso de pie primero, acomodando la ropa y quitando arrugas invisibles, deseosa de terminar con eso enseguida, y Malfoy la siguió de mala gana.

Dentro, la junta compuesta por tres magos y el ministerio Shacklebolt los esperaba ya dispuestos en sus lugares. Con un frío asentimiento de cabeza le indicaron que tomaran asiento. Hermione le indicó a Draco que debía sentarse en el único asiento al medio del recinto. Ella siguió avanzando por la sala hasta estar unos pasos alejada de él. Desde donde se ubicó, no podía ver con claridad la expresión de Malfoy, ya que él le estaba de perfil a ella. Pero podía ver sus hombros tensos y sus manos entrelazadas en su regazo.

— Estamos reunidos para marcar fecha de los exámenes del señor Malfoy. Como se estipula en el acuerdo establecido el día de su juicio reciente, este era un paso importante para su libertad completa — Shacklebolt hablo con voz clara y fuerte, sin dar lugar a dudas. — ¿Está usted de acuerdo con eso?

Malfoy asintió con la cabeza torpemente antes de hablar. — Estoy. — Su tono era ronco y frío, diferente del que solía usar con ella, por lo general más arrogante.

— ¿Para qué va a rendir sus exámenes? — el ministro preguntó, y esperó atentamente por la respuesta.

Malfoy se tomó su tiempo para responder. Hermione vio como sus manos se seguían moviendo impacientemente sobre su regazo. Su dedo subiendo y bajando sobre la piel, lastimando la zona sin piedad.

— Pociones, mi padrino... — dijo por fin, pero no logró avanzar mucho cuando fue interrumpido. Primero por una risa burlona de uno de los integrantes de la mesa y luego por una negativa brusca por parte de otro mago. Malfoy enmudeció de golpe, sus ojos buscando quien se había burlado, pero no hizo nada más que una mueca de desagrado.

El ministro, que permanecía en pie, parecía complacerse de la situación. Hermione se removió incómoda en su lugar, sintiendo la desilusión el rubio desde donde estaba.

— Lo siento, señor Malfoy. No puede dar sus exámenes para pociones. Está en la lista de carreras que no se le permiten a ex presos, y mortifagos. — el tono del ministro fue suave, pareciendo tan afectado por la situación como el rubio. Malfoy, en cambio, solo asintió con la cabeza. — No puede solicitar pociones, sanador, auror... estoy seguro que Granger estará más que dispuesta a brindarle la lista si se lo pide.

Alguien que se importe [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora