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Haerin caminaba nerviosa y a la vez emocionada hacia la preparatoria. La declaración de Danielle la había tomado por sorpresa el día anterior, simplemente fue algo que no se esperaba. Después la castaña se ofreció a acompañarla hasta su casa y al dejarla en la puerta le dió un suave beso que terminó por matar a Haerin.

Cómo era posible que Danielle se diera cuenta de su existencia y lo más extraño, que pudiera enamorarse de ella. La pelinegra comenzaba a atormentarse la cabeza con ese tipo de pensamientos hasta que sin darse cuenta ya estaba en la entrada de la preparatoria y una castaña sonriente la esperaba.

-Hola, bonita.

-Danielle, ¿Pu...Puedo preguntarte algo?-la pelinegra estaba cabizbaja.

-Claro, dime.

-¿De ve...Verdad te gusto?

-Rin, ya te lo expliqué ayer, me gustas y mucho, incluso hoy quise traerte esto.

La castaña sacó el pequeño ramo de flores que tenía escondido en su espalda y se lo entregó a Haerin quién lo tomó aún cabizbaja. Odiaba sentirse insegura.

-Por favor, ¿Créeme sí? Hablo enserio cuando digo que me gustas.

Danielle acarició las mejillas de Haerin con sus dos manos y acto seguido depositó un lindo beso en los labios de la pelinegra quién le correspondió de inmediato.

-Eres muy, muy, muy bonita.

-¿De verdad?

-Sí, Rinnie-la menor sonrió ante el apodo.

-Si yo soy Rinnie, entonces tu serás Dani.

-Seré todo lo que quieras, ahora vamos a clase.

La castaña extendió su mano para que Haerin la tomara y así fue, ambas sonrieron tímidas y luego se encaminaron a su respectiva aula para comenzar sus clases.

𝗛𝗢𝗠𝗘𝗪𝗢𝗥𝗞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora